El papa Francisco visitó ayer por primera vez en su pontificado el Templo Mayor de Roma, la principal sinagoga de la capital, desde donde defendió «que la violencia del hombre sobre el hombre se contradice con cualquier religión».

Como ya hicieron sus predecesores, después de la histórica primera visita de Juan Pablo II el 13 de abril de 1986 y la de hace justo ayer seis años de Benedicto XVI, Francisco se acercó ayer al barrio judío de Roma testigo de deportaciones masivas en 1943 y también de un atentado de un comando palestino que se cobró la vida de un niño de dos años en 1982.

«La violencia del hombre sobre el hombre está en contradicción con cualquier religión digna de ese hombre, en particular con las tres religiones monoteístas», dijo Francisco en su discurso a la comunidad judía de Roma reunida en la sinagoga.

Con esta visita, Francisco continúa el camino de acercamiento entre católicos y judíos tras años de desencuentros.