Hace escasamente año y medio, el comandante canadiense Chris Hadfield viralizó un vídeo en "You Tube" en donde se le veía entonando en una nave espacial en la que llevaba cinco meses la canción "Space Oddity", con guitarra y todo. El vídeo tuvo más de veintisiete millones de visitas, y más allá del ingenio, acierto y buen tono del austronauta, era la constatación de que David Bowie, el más moderno entre los modernos, era desde hacía ya bastante tiempo todo un clásico. La frase inicial de esa estupenda canción ("Ground control to Mayor Tom...") se asociará de por vida a la batalla del espacio cósmico, de la misma manera que "En un lugar de la Mancha..." nos transporta a todos al mundo de los caballeros de la edad Media, o "Llamadme Ismael..." referencia la obsesión humana en ese novelón que es "Moby Dick".

Y sorprende que se haya convertido en clásico un hombre que desde sus inicios fue el más rompedor de todos con las normas establecidas, con las modas y los estilos que se llevaban, con la imagen que se tenía de un cantante de pop. Iconoclasta, andrógino, elegante, bisexual, futurista y glamuroso, David Bowie fue un absoluto adelantado a su tiempo, que epató a todo el mundo cambiando la iconografía del "rockstar"con su maquillaje, sus vestidos y su imagen. Había que tenerlos muy bien puestos para -en un época en la que empezaba a llevarse a cabo la revolución sexual, pero donde los hombre eran siempre hombres y las mujeres eran siempre mujeres- aparecer con vestidos imposibles y maquillajes psicodélicamente femeninos. Y que hizo unas canciones que más del siglo XXI, se seguirán oyendo en el XXII. Uno oye "Starman", "Changes" o "Young Americans", escritas hace un porrón de décadas y no pasa el tiempo por ellas, con unos arreglos y melodías de una belleza que sigue permaneciendo inalterable con el paso de los años, de las generaciones, de las tendencias. Y todo acompañado por una voz única, clara, grave, majestuosa. La elegancia personificada, que le valió el apelativo de "El Duque Blanco". David Bowie, el hombre de las estrellas y el músico del futuro.