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Azorín y Cervantes, juntos en 2016

El dramaturgo Eduardo Vasco adapta al teatro la obra La ruta de Don Quijote

Don Quijote y Sancho Panza. INFORMACIÓN

Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura en el 2010, dijo en su discurso de ingreso a la RAE sobre La ruta de Don Quijote de Azorín: «Es uno de los más hechiceros libros que he leído. Aunque hubiera sido el único que escribió, él sólo bastaría para hacer de Azorín uno de los más elegantes artesanos de nuestra lengua».

La ruta de Don Quijote son las crónicas de viaje del escritor alicantino cuando en 1905 recurre a la entrevista, la observación y al testimonio para recabar qué idea se tenía del Quijote y Cervantes en los mismos parajes donde transcurre la obra universal. Un recorrido periodístico no exento de humor y originalidad, de estética innovadora, en el que nadie se atreve a negar la existencia de Don Quijote (¿acaso no fue una invención de Cervantes?).

Precisamente la llegada del cuarto centenario de la muerte de Cervantes (1616-2016), y cómo Azorín nos acerca a los clásicos, han sido algunos de los estímulos que han llevado al dramaturgo Eduardo Vasco -exdirector de la Compañía Nacional de Teatro Clásico- a adaptar al teatro La ruta de Don Quijote. Un estreno que está previsto para el mes de abril, y que recorrerá toda España después de cerrarse el acuerdo de la cesión de los derechos del escritor alicantino y que gestiona la Fundación CAM.

«La ruta de Don Quijote es un libro que siempre he tenido de cabecera, y que considero fundamental para reivindicar a un escritor como Azorín, que inexplicablemente ha desaparecido», señala Vasco, quien agrega que «en la compañía, teníamos muy claro que queríamos hacer algo de Cervantes aunque sin caer en lo de todo el mundo. Y, por todo ello, La ruta de Don Quijote cumple lo que estábamos buscando: realizar una visión de El Quijote desde un punto de vista alejado, con una perspectiva histórica pero también poética».

«Azorín nos ofrece en el libro un castellano preciso. Porque ahora cuando hablamos lo hacemos de una manera muy genérica, nada que ver con Azorín, que es un conocedor de El Quijote y nos quiere acercar a él por medio de las sensaciones y sin erudición alguna. Es un libro que tiene mucho de espiritual en contacto con las tierras manchegas en un tiempo que conecta directamente con los intelectuales de la Generación del 98», apunta.

«Mi deseo -señala respecto a la representación de la obra en la provincia- es que el teatro tenga una conexión directa con Alicante», comenta Vasco, en una representación también con notas didácticas: «Queremos conducir al espectador al Quijote, a la literatura, y a los libros. Aproximarnos a la literatura por medio de un libro de referencia».

«Lo que consigue La ruta de Don Quijote es revitalizar nuestras letras, y en el caso de El Quijote, huye de los tópicos. A mí me gusta cómo Azorín nos deja la puerta abierta, lanzándonos nuevas preguntas, otras afirmaciones...», detalla.

Eduardo Vasco asegura que en la versión teatral de La ruta de Don Quijote Azorín cobrará vida y, con él, la pasión con los libros y algunas de las descripciones más bellas que se han publicado en la prensa española.

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