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La huella de Sempere en la UA

El logo de la Universidad de Alicante tiene su origen en una parte de un gouache del artista

La huella de Sempere en la UA

Después de dos décadas viendo el logo de la Universidad de Alicante en su publicidad institucional, quizá no todo el mundo sepa que la imagen visual del Campus alicantino tiene su origen en una obra de Eusebio Sempere: un pequeño fragmento de un gouache (témpera) sin título de 1956, adquirido en 1985 por el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).

Cómo llegó esta minúscula pieza del artista a integrar la filosofía de la Universidad de Alicante tiene su respuesta en un complejo proceso iniciado en los años 90 en la UA, cuando el profesor de Comunicación y Psicología Social, Emilio Feliu, encabezó un proyecto de investigación para redefinir la imagen corporativa de la Universidad, que hasta entonces solo contaba con su escudo para actos solemnes.

Ayer, Feliu y el profesor de Publicidad y Arte Contemporáneo José Piqueras explicaron en la Sede de la UA cómo se fraguó la identidad corporativa de la UA, dentro de los actos del Año Sempere.

«Estábamos a principios de los 90, la Universidad de Alicante vivía un momento fortísimo de expansión y era necesario hacer algo para tener una imagen de comunicación moderna», apunta Piqueras, que junto con Fernando Olivares y Daniel Rodríguez se embarcaron en el proyecto con Feliu, quien añade que «debía ser la imagen de vanguardia que se quería transmitir de la Universidad de Alicante, en una época en la que a las imágenes visuales corporativas se incorporaban elementos artísticos, como Miró en La Caixa o Chillida en la Universidad del País Vasco». Y por ahí empezaron.

«El artista gráfico más reconocido que teníamos era Sempere, que fue el primer doctor Honoris Causa de la Universidad en 1984 -falleció un año después- y había una conexión muy clara entre ambos», con valores compartidos de «modernidad, limpieza, equilibrio...», recuerda Feliu, que viendo un catálogo de Sempere del IVAM se fijaron en uno de sus gouaches.

«Era de su época de París, con sus elementos característicos ya, pero sin ser excesivos», evoca Piqueras, ya que se buscaba un triángulo susceptible de convertirse en la «A» de la UA y este reunía las condiciones: no era exacto, ni isósceles, era un triángulo «afectivo» que contenía valores como la «racionalidad, la sensibilidad o la mediterraneidad». El proceso hasta el resultado final fue largo, «fuimos limpiando y viendo las posibilidades de color hasta hacerlo más luminoso», señala Piqueras.

En 1995 se presentó la imagen visual, que luego se acompañó de la señalética correspondiente para el Campus, y que sigue igual de vigente. ¿Le habría gusta a Sempere? «Yo creo que sí, que estaría satisfecho con la idea de vincular su obra a la Universidad», responde convencido Feliu.

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