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José Luis Correa

«Es difícil escribir y escapar a la negritud»

«Es complicado contar cosas y que no salga negro, puedes meter la novela social, la de denuncia...»

«Es difícil escribir y escapar a la negritud»

¿Por qué ha ambientado la nueva entrega del detective Ricardo Blanco en la Universidad donde usted trabaja?

En primer lugar, porque el rector llevaba tiempo diciéndome que lo hiciera y luego porque yo quería hablar del maltrato y de las relaciones humanas viciadas y podía ser un buen escenario, por eso de que se da alguna relación de dominio profesor/alumno.

¿Se ha creado muchos enemigos entre sus compañeros?

No (risas) porque puse la historia lejos, en la Facultad de Veterinaria, la más lejana de mi entorno, porque si no todo el mundo me iba a mirar raro pensando si me había inspirado en ellos para el asesino cuando fuera a tomarme un café. Todos me decían que nadie iba a creer que una alumna de esta Universidad fuera asesinada y resultó que el día que presentábamos la novela allí fue asesinada una alumna, la mataron a golpes en su casa, y tuvimos que suspender el acto, claro.

La realidad superó a la ficción, desgraciadamente.

Sí, sí, totalmente. Aquí el trayecto de la novela fue al revés.

¿Cómo nació Ricardo Blanco? ¿Lleva usted un detective dentro?

Nació hace quince años, en una novela que pretendía ser única, sola, porque además en España los detectives no sirven para nada, para eso ya están los policías y los guardias civiles. No tenía pensado hacer una saga, quería hacer una especie de homenaje al cine negro y a la novela de Chandler y que fuera un divertimento: un detective canario, socarrón y lento, con los tópicos del cine negro americano, bebedor y mujeriego.

Y le gustó.

Me lo pasé muy bien con la primera, vi posibilidad de hacer una segunda, a la editorial Alba le gustó la idea y ahora estoy escribiendo ya la novena. Tengo otro par de novelas inéditas, que no son de la saga, guardadas porque parece que no las quiere nadie. Así que he llegado a un acuerdo: escribo de lo que me da la gana con un crimen de por medio.

Así que el crimen le sirve para reflexionar sobre otros temas.

Claro. Desde Blue Christmas empieza una novela de crisis, de personajes perdedores, en paro... Voy buscando y cuadrando lo que me apetece escribir.

Pero el personaje va creciendo con usted, ¿se le va pareciendo cada vez más?

Es un personaje que ya he hecho mío. Yo creo que nos confundimos. Al principio mis amigos me decían que Ricardo Blanco hablaba como yo, y ahora me dicen que yo hablo como él. Ese distanciamiento que dicen que tiene que tener todo gran escritor de su personaje yo no lo tengo, será que no soy buen escritor pero no soy capaz, y al final le vas contagiando tus gripes, oye la misma música que tú, le contagias todo...

¿La novela negra ha pasado de ser un género menor a un género con mayúsculas?

Desde el punto de vista narrativo, se ha convertido en un pentagénero. Ya es complicado contar cosas y que no te salga negro, y ahí puedes meter la novela social, la crítica, de denuncia... Ahora es un macrogénero porque vivimos una época muy marcada y se escribe y se habla de maltrato, de corrupción política o de la tragedia de las pateras.

¿Imposible sustraerse de la realidad?

Pretendemos reflejarla. Los escritores somos distintos y, más que el género, nos distingue la manera de contar. Yo no soy tan negro como otros, soy más gris. Hay veces que pienso que muchos autores no conocen la elipsis al hablar de sangre. Me dicen que lo mío es muy blandito porque no hago sangre por hacerla, y hay maestros en eso, pero soy más introspectivo y hasta poético.

Pero hoy se premia la novela negra: Giménez Barlett, Lorenzo Silva, Leonardo Padura...

Sí, hasta John Banville como Benjamin Black. En el fondo todo el mundo va escribiendo y es difícil escapar a la negritud, es complicado no entrar en algún punto de negritud cuando te quieres acercar al abismo de la realidad.

¿Veremos a Ricardo Blanco investigando a yihadistas?

No creo, ahora mismo investiga su propia vida y su propia muerte. Ahora ya casi tiene 60 años, le han pegado un tiro, no sabe quién ha sido, y reflexiona sobre el paso del tiempo, la edad, la muerte...

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