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Entre asesinos y detectives

La alicantina Elena Merino y los valencianos Salvador Larroca y Manoli Martínez crean Death&Dinner

Dibujo de Salvador Larroca, en uno de los casos que genera Death&Dinner. información

El juego comienza en cuanto cruzas la puerta de acceso a la galería de arte. Acudes solo pero una vez allí no lo estás tanto. Andas rodeado de otros invitados que, como tú, asisten a la presentación de la nueva exposición de tu amigo y reconocido artista. Hablas con unos y otros, y disfrutas del exquisito buffet sin que apenas te percates de la ausencia del anfitrión. De pronto, acude la policía. Son varios agentes, detectives, quienes cierran las puertas del local e informan a grita voz: «No puede salir nadie de aquí». Tu amigo, el afamado artista, ha aparecido muerto y el principal sospechoso está entre estos muros. ¿Quién será el culpable?

Death&Dinner está especializada en generar experiencias de misterio y suspense en vivo, con amigos o extraños entre historias como la que introduce estas líneas (en una galería de arte) o de cualquier otra índole (las hay que tienen lugar en una comisaría de Nueva York, en un teatro afamado de Europa, o bien donde dicte el guión en ese momento).

«Los resultados a cada caso y juego que motivamos son muy dispares», señala la alicantina Elena Merino, impulsora y creadora de Death&Dinner, con sede en Alicante. «La última vez que realizamos el juego, aunque cueste creerlo, acabaron los comensales haciéndose "selfis" con uno de los cadáveres», comenta respecto a casos que comienzan y desembocan con un final que solo los «ganchos» conocen, y con desarrollo a todas luces imprevisible.

«Hay veces que las personas que acuden a la cena son más tímidas, o bien están más despistados, y somos los "ganchos" los que actuamos para dirigir la historia. Pero la mayoría de veces no es así, hay una resolución del misterio y la gente ata muy bien los cabos pese a la complejidad de la trama. Hay quien tiene un detective en su interior», agrega Merino, dueña de Death&Dinner junto a sus socios valencianos Salvador Larroca (dibujante de Marvel, y ahora de Disney con los nuevos cómics de Star Wars) y Manoli Martínez.

«Tenemos varias modalidades de juegos: los hay de rol, donde los invitados asumen un personaje que previamente preparamos nosotros y les hacemos llegar vía correo electrónico. Cambian su identidad y acuden a la cena, ambientada para la ocasión, con sus nuevos personajes. Pero no siempre es así», agrega Merino, quien detalla que también existen otras alternativas: «Están lo que llamamos los juegos participativos, donde cada persona no interpreta a nadie, sino a sí mismo, en un contexto e historia que les explicamos. Puede ser un secuestro masivo, por ejemplo, y solo a través de resolver una serie de enigmas consiguen librarse o escaparse. Sin ser diferentes a ellos mismos, se envuelven en esta historia, y se disfruta y se pasa en grande».

Estas nuevas experiencias colectivas son aún poco conocidas en España, y se están empezando a organizar en Valencia, Madrid, Alicante y Sevilla, con públicos con edades comprendidas entre los 30 y 65 años. Las tarifas suelen rondar los 20 euros por persona, aunque el precio se encarece según el menú que se sirva en la cena o el buffet.

«Ahora hay muchos restaurantes que nos están pidiendo este tipo de servicios», apunta Elena Merino, «como un atractivo para acoger a grupos de amigos en una experiencia novedosa».

El espacio de acción es, de todos modos, el menor de los problemas. Hay quien contrata este tipo de «fiestas» como sorpresa para un cumpleaños; y otros lo hacen como una forma diferente de pasar el día en casa con los amigos. Las sesiones, eso sí, suelen ser largas con unas cuatro horas de duración.

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