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José Ovejero

«A los escritores nos empuja a escribir cierto malestar»

El madrileño se ha alzado con varios premios literarios y presenta hoy su nueva novela

Ovejero, ayer en San Vicente. Pilar Cortés

En Los ángeles feroces mira lejos para ver lo que pasa cerca y ofrece una demoledora visión de una sociedad que le preocupa mucho. José Ovejero (Madrid, 1958), premio Anagrama de Ensayo y Alfaguara de Novela -«me gustaría decir que ganar premios no me afecta, pero es mentira»- presentó ayer su novela en San Vicente y hoy, a las 18 horas, participará en el Club de Lectura de la Biblioteca Azorín de Alicante.

Política, ansia de poder, destrucción de la humanidad... Todo eso suena bastante.

Bueno, mi novela no es tan apocalíptica, trata más bien de una especie de declive del mundo en el que estamos, de la descomposición de ciertas cosas que dábamos por descontadas, como el estado de bienestar. Pues en el mundo que habitan mis personajes no se las creen.

Dicen que su novela es demoledora con el sistema.

No es una crítica explícita, la función de la novela no es explicar la situación del mundo, pero por el mundo que retrato, los personajes que aparecen, desde el político corrupto al fanático religioso, los que pululan al margen del sistema están ahí pero no estan integrados. Hemos aceptado que ese margen del sistema sea cada vez más grande.

¿Se salva algo de ese sistema que usted pretende demoler?

Puede parecer que soy tremendamente pesimista, pero en realidad no pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor, sencillamente cada época tiene sus crisis y sus desequilibrios. ¿Qué se salva? Pues hay ciertos huecos, ciertos espacios de esperanza, pero que no tiene que ver tanto con grandes ideologías como hace 50 o 60 años sino que es algo más flexible. Los partidos que hoy crecen no son los que prometen una gran ideología sino los que responden más a las necesidades.

¿Es ahora la realidad fuente de inspiración más que antes?

Todas las crisis lo que hacen es devolver al primer plano de la literatura, del arte, aquello que está sucediendo alrededor. En épocas de cierta tranquilidad uno imagina cosas mucho más lejanas. Cuando está la subsistencia en juego, es lógico que las tensiones se conviertan en protagonistas. Aunque a mí me parece que eso me pasa mucho, no utilizo eso para contar una novela realista. Al final un escritor yo creo que se siente atraído en sus temas por las tensiones de lo que le rodean, lo que nos empuja a escribir a menudo es un cierto malestar.

La violencia es uno de los temas también de su historia. ¿Cómo pararla?

Soy un humilde escritor, no tengo la más remota idea salvo una cosa: la violencia va a existir siempre pero una posibilidad de reducirla es no dejarnos engañar. Lo que es importante para detenerla es mirar la realidad de cerca, no dejarnos engañar por las mentiras que nos cuentan para justificarla.

¿La literatura sigue teniendo una función crítica y reivindicativa, o usted lo hace porque cree que es lo que debe hacer?

Digamos que es la literatura que a mí más me interesa, pero soy contrario a poner obligaciones a lo literario. ¿Habría que exigírselo a Kafka? Pues creo que no. Cada escritor tiene sus obsesiones y cada obra también, y lo único que puedes hacer es ser honesto. Yo no pienso que voy a escribir sobre la inmigración o la sociedad contemporánea; se me ocurren situaciones y personajes y me pongo a escribir, pero como soy un hombre preocupado por la sociedad que me rodea pues todo eso acaba saliendo y lo que hago es no reprimirlo.

¿Y hacia dónde vamos el 20 de diciembre?

Bueno, pues la sociedad española curiosamente, ante una crisis de la magnitud que hemos tenido, del sistema financiero, de la política, va hacia la continuidad, va a dar una mayoría a la derecha y centro derecha, es decir que se van a refrendar las mismas políticas que nos han llevado donde estamos. La gente tiene mucho miedo al cambio y todo el sistema se ha movilizado para que no haya ningún cambio. La diferencia de tratamiento político que se ha dado en los medios a Podemos, y no es que yo sea gran defensor de ese partido, y a Ciudadanos es escandaloso. Me da la impresión que vamos a votar la continuidad con un lavado de cara. Una cosa es desear el cambio y otra atreverte a que llegue de verdad.

¿Eso es triste o frustrante?

Las dos cosas...

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