¿Qué le reporta mayores placeres: aprender o enseñar?

Es lo mismo. Yo aprendo mucho enseñando. Vengo de una familia donde aprendí de una manera mucho más directa, en mi casa, mientras mi padre regaba las plantas del patio y cantaba, y mi madre hacía un potaje. Aunque también fui a la academia de mi abuelo Farruco.

¿Qué le pide Farruquito a un bailaor?

Mi abuelo Farruco me decía: tú haz lo que yo te diga y no lo que yo haga. Por mucho que uno intente copiar nunca se expresará como es realmente. Eso siempre lo comparto con mi gente. Les puedo mostrar unos pasos, unas palabras, pero ellos con esas palabras, técnica y ritmos tienen que contar lo que sienten. Les pido dedicación, afición al baile, al flamenco.

¿El éxito le vuelve a sonreír?

Estoy en un momento álgido de mi carrera, de nuevo ilusionado, y esa ilusión el público la está agradeciendo. Es importante sentirse realizado con lo que uno hace y sentir que emocionas.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el bailar en familia?

Es fácil porque nos conocemos y con una mirada cambiamos una coreografía y es difícil porque a veces a tu familia tienes que pedirle o exigirle puntualidad, formalidad, entrega...

¿Por qué Farruquito siempre se asocia con la tensión y la improvisación?

La tensión sirve para estar muy atento, alerta y concentrado y darle al público lo mejor de ti, cada día. En la vida hay que encontrar un equilibrio, un orden, pero siempre hay que encontrar un momento en que decir: pues ahora me apetece hacer esto, y por qué no. El baile es como la vida, necesita tensión e improvisación.

20 años después Farruquito ha vuelto al cine, debutando como actor con Buscando el compás.

Aunque el papel es muy pequeño, ha sido muy grande para mí. Es la historia de una muchacha que pierde a su marido y cae en una honda depresión. Gracias al flamenco ella encontrará el compás de la vida. En la película hago de Farruquito, y a través del baile trato de ayudarla.

¿Qué huella le dejó Paco de Lucía?

Viví muchos buenos momentos con él, uno de ellos en Mallorca, en el Casino, con mi familia. Bailé con él en Montreal, grabación que conservo. Era un maestro, también como persona, y único en el mundo. Siendo el más revolucionario y el que más evolucionó la guitarra flamenca, siempre fue un guitarrista flamenco.

¿Las peores pesadillas ya pasaron?

Sí, gracias a Dios.

¿Con qué sueña?

Artísticamente, con una película sobre la vida de mi abuelo, que para mí fue un genio, y mi familia.