El escritor Ildefonso Falcones se desvinculó ayer del entramado societario en el extranjero con el que, según la Fiscalía, defraudó 1,4 millones de euros a Hacienda y alegó que cedió los derechos de sus obras antes de tener éxito, porque necesitaba ingresos para paliar sus apuros económicos.

Según fuentes judiciales, Falcones y su esposa, que están imputados a raíz de una querella de la Fiscalía que también se dirige contra un hermano del escritor, declararon ayer durante más de dos horas ante la titular del juzgado de instrucción número 25 de Barcelona, que investiga el caso.

La Fiscalía acusa a Falcones de haber defraudado 1,4 millones de euros a Hacienda entre los años 2009 y 2001, al transmitir a sociedades radicadas fuera de España los derechos de sus obras superventas, con lo que ocultaba al fisco español parte de los beneficios recaudados con sus libros.

En su declaración ante el juez, el escritor y abogado admitió que, ya en 2004, vendió el 80% de los derechos de su obra La Catedral del Mar al propio bufete que lleva su nombre -que a su vez los transmitió a una sociedad con sede en la República Dominicana-, porque en esos momentos necesitaba dinero, ya que tenía deudas y pasaba por dificultades económicas.

Por ese mismo motivo, Falcones explicó que en 2005 firmó un contrato de servicios con una empresa que administraba su hermano -también querellado- por el que percibió una remuneración de 36.000 euros anuales por confeccionar otras diez obras literarias, mientras la sociedad se quedaba con el 80 % de los derechos económicos sobre las mismas.

Según la Fiscalía, la sociedad dominicana administrada por el hermano de Falcones acabó haciéndose en 2006 con la empresa que ostentaba los derechos de La Catedral del Mar. El autor se desmarcó del entramado empresarial investigado por la Fiscalía y aseguró que desconocía que las sociedades estuvieran radicadas en países con un sistema de tributación favorable.