¿La verdadera marca España es la pobreza?

Es una de las marcas España. ¿Sabe? Desde la posguerra hasta el destape, el tema de todas las películas españolas es la pobreza.

Se nota en la novela, porque la trama coral y el principio con una voz en off que sitúa la historia recuerda al cine neorrealista. ¿Ha escrito un «Plácido» de 2015?

Ojalá, porque es una obra maestra. Aunque es otra época y otra literatura, es un libro que se acerca por su intención a la novela social, que emparenta con el cine neorrealista, que no se agota en Berlanga y Bardem. Por eso el principio es decir al lector qué vamos a ver, la vida de un barrio.

Y la tesis es que más que arruinados, los españoles de hoy estamos perdidos...

Atontados y perdidos. Se llama Los besos en el pan porque es una reivindicación consciente de la cultura de la pobreza con dignidad. Para los españoles ser pobre no debería ser una novedad porque siempre lo hemos sido. Sin embargo, no era algo vergonzoso, humillante ni paralizante; no excluía la alegría, la esperanza ni la ilusión. La vida era eso.

¿Y ya no lo es?

No. Se heredaba la pobreza, sí, pero también una dignidad y serenidad que ahora no hay, porque este país se ha convertido en los últimos 20 años en un país de nuevos ricos, consumista, muy desagradable, insolidario y hortera, en el que todo era cambiar de móvil y de coche. La situación actual es más dura porque hemos perdido esa cultura, ya no tenemos el patrimonio del ejemplo de los abuelos.

¿Esta España de resistentes pobres y derrotados le gusta más que la España hortera de hace pocos años?

Mucho más. No creo que en la pobreza esté el futuro, porque es cínico y es mentira, pero el país que hemos vuelto a ser tiene muchas cosas que me conmueven a diario, mientras que en la España espantosa del pelotazo no me conmovía nada.

¿El libro es una llamada a la rebelión, a no ser dóciles?

No hay otra solución. Si seguimos pensando que lo único que hay que hacer es esperar y aguantar a que nos recorten el sueldo otra vez y que pasado mañana volveremos a comprar un smartphone de última generación estamos perdidos. La solución de este país es mirar hacia atrás y recuperar la capacidad de plantarse de los mayores.

¿Si tuviera 18 años, estaría preparando cócteles molotov?

Pues quizá sí. Lo que pasa es que cuando tenía 18 no hacían falta los cócteles molotov, porque había un movimiento político articulado que parecía que podía influir en el poder. Eso ha desaparecido. Los jóvenes de hoy, cuando se acaban las asambleas del 15M, terminan pensando en los cócteles molotov.

¿La salida política del 15M no era Podemos?

Para muchos sí, pero provocar pasiones desde la tibieza es difícil.

Lo dice por lo no de no ser de derechas ni de izquierdas.

Sí. Con ese discurso de que las ideas no sirven para llegar al poder pueden conseguir el voto de mucha gente que no tiene 18 años, pero a estos no los van a atraer.

¿Y a usted no le tienta la política? Ofertas ha tenido?

Sí, pero es que escribo novelas muy largas? Lo que me gusta es levantarme, ponerme las zapatillas y quedarme escribiendo todo el día. No me tienta la política porque me gusta mucho mi oficio y es un despilfarro abandonar algo que te gusta. Además, lo que pueda hacer en mis libros tiene más valor.

La realidad de la novela ha quedado tapada en los noticiarios por el problema catalán, si lo hay. ¿Le duele?

Me parece indignante. Es verdad que la declaracion de independencia de Cataluña es un tema fascinante, pero si hay que elegir una patria me quedo con la de quienes están pensando si encienden la calefacción o no.

¿Cree que ha hecho méritos para ser académica?

Méritos no sé, pero no tengo ninguna vocación. Cada vez soy más huraña y lo que me gusta es estar en mi casa escribiendo. Debo estar envejeciendo mal... Josep Fontana dice que no hay que tener biografía, sino bibliografía. En eso estoy.

¿No ha tenido miedo de la que la novela quedara caduca, porque España vuelve a ir bien, dice el Gobierno?

Lo pensé, pero por desgracia no ha sido así. La primera década del siglo XXI va a acabar siendo como los años 30 del siglo XX: una época dorada que nunca volverá.