¿Se puede comer carne procesada y roja? la respuesta es sí pero con moderación y siguiendo una dieta variada y equilibrada, según aseguran las sociedades científicas y expertos sanitarios que piden prudencia y no «demonizar» estos productos tras la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los expertos y las sociedades científicas coinciden en destacar que el informe difundido el lunes por la OMS, que declara cancerígena la carne procesada, como salchichas, embutidos o preparaciones en conserva, y alerta del consumo de carne roja, «no es algo distinto de lo que ya sabíamos».

El director del Instituto Oncológico de la Fundación Jiménez Díaz, Jesús García-Foncillas, aseguró ayer que los resultados del estudio de la OMS evidencian científicamente «algo que ya intuíamos que podía ocurrir» y explicó que «en el fondo, el objetivo» es que los ciudadanos sigan una dieta equilibrada.

«El problema es cuando esa dieta no es equilibrada porque hay una tendencia a determinados alimentos que sufren un procesamiento y que se consumen en cantidades ingentes de manera mantenida en el tiempo», advirtió García-Foncillas.

En su opinión, la «suerte» de España es que es un país en el que predomina la dieta mediterránea basada en la ingesta de verduras y hortalizas «bien compensada con la parte proporcional de proteínas, pero bajo ningún concepto inclinada a comida procesada en ausencia de todo lo demás».

La OMS en el informe precisa que por carne roja entiende «toda la carne muscular de los mamíferos, incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra» y por procesada a «la que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación».

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha pedido que no se «demonice» este tipo de alimentos, que tienen beneficios nutricionales y aporta vitaminas, proteínas, hierro y zinc y ha reivindicado la vuelta a la dieta mediterránea. La doctora María Ballesteros, vocal del comité gestor del Área de Nutrición de la SEEN, explicó que las carnes procesadas, cocinadas a altas temperaturas, desprenden compuestos que son carcinógenos como los hidrocarburos y las poliaminas. A pesar de que la OMS ha incluido este tipo de carne en el mismo grupo que el tabaco -en el grupo 1 de los carcinógenos- «la magnitud del riesgo no es ni mucho menos la misma», advirtió. «Uno tiene riesgo de cáncer desde el primer cigarrillo, pero el consumo de carne en cantidades moderadas no es un riesgo importante», afirmó.