Los participantes del Sínodo de la familia aprobaron ayer por mayoría de dos tercios los 94 puntos de su documento final, que abre la vía a estudiar caso por caso el acceso a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar. En 3 de esos 94 puntos -los que más votos negativos tuvieron- se aborda esta cuestión y se explica que los «bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar deben ser más integrados en las comunidades cristianas de las diferentes maneras posibles, pero evitando en cualquier caso causar escándalo».

También se invita a utilizar al respecto el método del «discernimiento», la valoración caso por caso por parte de los sacerdotes durante la confesión.

Los 265 padres sinodales, los cardenales y obispos con derecho a voto aprobaron, como aparece en el punto 84 del documento final, que los divorciados y casados en segundas nupcias «no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia sintiéndola como una madre que les acoge».

Este mismo documento, además, pide evitar injustas discriminaciones a homosexuales. El tema del acercamiento de la Iglesia a los homosexuales queda recogido en un punto en el que se explica que «cada persona, independientemente de su propia tendencia sexual, tiene que ser respetada en su dignidad, y acogida con respeto, con el cuidado de evitar cualquier marca de injusta discriminación».