El Amstrad CPC fue un modelo superventas en los 80. De origen inglés, los colores del teclado y sus juegos (inolvidables cassettes) suscitan tantos recuerdos como emociones a generaciones enteras. Jóvenes de entonces que ya trasteaban con la máquina, de igual modo que se divertían con el Spectrum o el fenómeno Atari 2600, siendo la videoconsola (nace en 1977 en Estados Unidos) que más perduró en ventas y producción comercial.
Épocas pasadas, nostalgia tecnológica, entre estos objetos que de un tiempo a esta parte son muy preciados por los coleccionistas. Y eso, sumado a una era en que el entretenimiento actual se ha envuelto de puro mercantilismo (los videojuegos se lanzan incompletos desvirtuando su esencia, con misiones «DLCs» y añadidos con pagos obligatorios), lo «retro», la arqueología que aúna la vieja con la nueva tecnología, mueve exposiciones y a cientos y cientos de fans.
Eso explica la expectación que está levantando Retroconsolas 2015 que, organizado por la Universidad de Alicante junto a la asociación Asupiva, llevará al MUA (Museo de la Universidad de Alicante) la mayor colección de clásicos ordenadores y videoconsolas. Una muestra que identifica a generaciones enteras cuando nuestras casas, allá por los 70-80-90, comenzaron a inundarse de computadoras y dispositivos que, conectados a la televisión, nos deparaban grandes dosis de diversión.
Son, en definitiva, 22 expositores (para hacerse una idea del evento, la cita de Madrid reúne a unos 20) que en Alicante (del jueves 29, apertura, al próximo domingo) viene a completarse con un amplio programa de actividades entre talleres, concursos y ponencias.
De este modo, y venidos de Barcelona, está prevista la presencia del colectivo Amstrad Eterno que exhibirá su completísimo catálogo de la mítica casa británica; también asistirá Arcade Vintage, de Petrer, que pondrá a disposición del público algunas de sus máquinas arcades más cuidadas (torneo incluido de Street Fighter II, de los 90); la alicantina Arcaic expondrá por su parte una Virtual Boy, consola realmente extraña y de escasas ventas de Nintendo en 1995; y el alicantino Pablo Avilés, que tiene una de las colecciones más exclusivas con más de 500 juegos y videoconsolas, mostrará su completísimo legado cultural.
