El Nobel de Física 2015 reconoció ayer a un japonés y a un canadiense por resolver el enigma de los neutrinos al descubrir sus oscilaciones, un hallazgo que prueba que tienen masa y reta el modelo estándar de la física de partículas. El japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald demostraron por separado que los neutrinos sufren metamorfosis, un descubrimiento «fundamental» para esa rama de la física y para la comprensión del universo, señaló en el fallo la Real Academia de las Ciencias Sueca.

El equipo japonés llegó a esa conclusión capturando neutrinos creados en las reacciones entre rayos cósmicos y la atmósfera de la tierra; el otro, atrapando los procedentes del sol. La existencia de los neutrinos, las partículas más numerosas en el universo, fue sugerida por el austríaco Wolfgang Pauli en 1930, aunque sería el italiano Enrico Fermi quien ocho años después las bautizó.

Pero no fueron descubiertos hasta un cuarto de siglo después por dos físicos estadounidenses Frederick Reines y Clyde Cowan. Desde la década de los 60 la ciencia había calculado de forma teórica el número de neutrinos creados en las reacciones nucleares que hacen brillar al Sol, pero al realizar mediciones en la Tierra dos tercios desaparecían.

Situado en una mina de zinc a 250 kilómetros de Tokio, el gigantesco detector Super-Kamiokande comenzó a operar en 1996, y tres años más tarde lo hizo el Sudbury Neutrino Observatory (SNO) de Ontario (Canadá) en el interior de un yacimiento de níquel. Ambos trabajos han impulsado nuevos experimentos y han obligado a la física de partículas a pensar de nuevas maneras.