Rasgos que se pueden adscribir al anciano: Experiencia, Sabiduría, Reflexivos, Disponibilidad, Libertad, Paciencia, Generosidad. Nos abrió caminos y nos dio lo que pudo, le debemos mucho de lo que tenemos.

En las sociedades occidentales, se devalúa al viejo. Los partidos políticos excluyen al anciano y para ese «trabajo» la sabiduría es clave. Debería discutirse si es justo negarle el derecho a trabajar si quiere hacerlo.

Solo cuando la luz del día cae son visibles las refulgentes estrellas. ¡Qué bellas son las hojas amarillas del roble o las conchas en las playas! Los ancianos son las raíces de la sociedad. La senectud es el tiempo de la cosecha. Lo que envejece bien tiene mucha calidad: la madera vieja es la que mejor quema, y el vino viejo es muy bueno.

Caricatura de algunos rasgos en las etapas de la vida: el envejecimiento es algo natural, pero es distinto el cronológico, biológico, psicológico y/o social. La vida es un continuo. La agrupamos por fases, pero arbitrariamente. Definimos al viejo como quien carece de proyectos. Cuando yo era niño, en el medio rural, eran físicamente viejos a los 40 años. Hoy hay muchos que a los 80 años reinician sus vidas llenos de proyectos, viajan, se casan, etc...

Les trasmito algunas ideas acerca de esas etapas:

La juventud. Es caldero de temas cálidos: estudios, carrera, éxito, crear familia, crecer, ambicionar. A veces cuando logras lo que tanto ansiabas descubres que eso no cambia nada. Entrenas para robustecer músculo, a veces para instruirte, pero pocos se esfuerzan para ser la persona que quieren ser.

La madurez. Es esfuerzo de realizar: criar, progresar, la vida se vive al límite. Es experimentar, robustecer, madurar. Pero conviene preguntarse: ¿Vives tu vida o la vida te lleva ? ¿Eres un consumidor de días?

La senectud. Es equilibrio, serenidad, satisfacción por el pasado, por lo hecho y vivido, es asentarse. Cuando eres joven aprendes, cuando eres viejo entiendes. Los jóvenes conocen las reglas y los ancianos las excepciones. (Oliver Wendell). La fugacidad del tiempo te enseña. Al envejecer nos conocemos mejor, nos aceptamos, nos sentimos responsables, miramos el interior, a veces con más fuerza en el espíritu que en la carne. Importa cómo nos vemos en cada una de estas etapas y cómo nos ven.

Ideas de otros. Es curioso, todos esperamos llegar a viejos, pero nos da miedo la vejez (De la Bruyere). Para muchos la vida pasa, van como pilotos automáticos, de hecho John Lennon decía: «vida es lo que sucede mientras piensas en otra cosa; en la primera mitad deseas que llegue la segunda y en esa añoras la primera».

Cómo prepararnos y mejorar nuestra madurez. Pasamos demasiado tiempo preparándonos para el futuro en vez de disfrutar del presente. Importa vivir la vida como viene, no como nos empeñemos que sea. Hay que afrontar bien los cambios. Conviene saber que a veces el éxito no es real si se consigue a costa de la calidad de vida. Muchas vidas que parecen exitosas, a veces están destrozadas por el mismo éxito. Con frecuencia te empeñas en tener razón, en vez de ser feliz. En la vida todo es reciproco: como tratas o ves a los demás te tratan o te ven a ti. Las dos grandes limitaciones en la vida son la ignorancia y la inacción. No podemos cambiar a los demás. Solo a nosotros mismos y a través de ello a los demás.

Ideas para envejecer bien. Decía Picasso: ser un buen anciano exige mucho tiempo de aprendizaje. Cuando aprendes que te basta con lo que tienes, tu vida se enriquece. Madurar es renunciar a lo que es excesivo y deleitarte con lo que es suficiente. Al madurar el oro pierde su brillo y descubres que el dinero solo te permite conseguir juguetes caros. Dicen los keniatas: quien tiene un ganado, tiene preocupaciones. Los ancianos cultivan el desapego, el desacumular. Nos brindan lo que necesitamos y esperan que les demos nuestra parte. Cuando decrece la visión física se agudiza la visión espiritual (capacidad de penetrar en el significado interior de las cosas). Saber envejecer es una obra maestra de la sabiduría, y uno de los componentes más difíciles del gran arte de vivir. En la vida importa tanto lo que pasa como la forma como lo afrontamos. Es clave permanecer psicológicamente vivo. La edad te lleva a un punto en el que no existe otro lugar al que acudir en busca de consuelo que el interior de uno mismo, a apreciar la riqueza de las cosas que realmente cuentan. El único que puede salvarte de ti (de tu ego) eres tú mismo.

Puntos fuertes del anciano. La experiencia, dispone de tiempo, acumula saberes, tiene sabiduría (lo que permanece cuando concluye una experiencia). Puede concentrar su atención en los mejores ideales y asumir el rol de pensador, filósofo, consejero, polemista, interrogador. No sufras por no dejar herencias, procura dejar un legado. Motiva pensar en dejarlo. ¿Por qué cosas crees que serás tú recordado? ¿Cuál es tu legado? Cuanto menos dejas tu actitud frente al mundo, los valores que han marcado lo que has hecho.

Ideas para el futuro. Cuesta mucho cambiar las costumbres. Si su vida previa fue sólo trabajo el cambio será más difícil, pero es posible: inícielo y aprenda a disfrutar de él. Ahora, posiblemente por primera vez en su vida, su tiempo le pertenece, aprovéchelo. Planee el ocio y cultive sus aficiones. Le sugiero que lo utilice en actividades formativas: lectura, música, teatro, cine, museos, tertulias, etc, actividades recreativas: el juego entendido en su más amplio concepto: viajes, deporte. Y el servicio a los demás, que es altamente gratificante. Si no lo hizo antes, puede ser un buen momento para empezar. Le irá bien y verá cómo satisface ayudar a otros y recoger el reconocimiento ajeno.

No actúe según su edad sino cómo se sienta, acepte y disfrute todas las oportunidades y experiencias nuevas que la vida le ofrezca. Cuide su forma física. El ejercicio regular le hará sentirse mejor, y a mantener su apetito, su sueño, su equilibrio, coordinación y capacidad de concentración. Mejorará su aspecto y evitará la obesidad. Debe ser una actividad placentera, no lo viva como un castigo. Haga el máximo posible pero puede consistir en movilizarse en todas las actividades cotidianas.

Amplíe sus relaciones sociales. Ninguna persona puede vivir aislada, nadie es una isla. Es bueno que intente gobernar su vida todo el tiempo que pueda, pero acepte ayudas si se las brindan. Recuerde que relacionarse con los demás supone interesarse por ellos, por sus problemas y situaciones. No centre la conversación en Vd., eso aburre. Nunca recrimine si no le visitan, a lo sumo señale que disfruta con esa compañía y le gustaría gozarla más. Es afortunado si puede mantener relación con personas de cualquier edad, especialmente jóvenes. Las relaciones son la alquimia de la vida, transforman su escoria en oro.

Asistirá al fallecimiento de conciudadanos. Es doloroso pero natural, y encontrará en su entoño mil circunstancias que le demuestren lo valioso de la vida. Disfrútela.

(*) Firman este artículo los doctores Jaime Merino y José M. Segui, internistas en el Hospital Universitario de Sant Joan.