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Cine con las mejores especias

El empresario alicantino Jesús Navarro, de Carmencita, debuta como productor en el documental Sueños de sal, que se estrena el próximo sábado en Novelda

El productor Jesús Navarro, de Carmencita, en el rodaje de una secuencia. información

Primero fue el nacimiento de la productora, Condimenta Films, que venía al pelo. Después, la financiación, 120.000 euros tocando a este y al otro, de allí y de allá. Luego, el tiempo de rodaje, dos años, lo normal en el cine, demasiado en la vida. Y por fin un equipo, con los cineastas Alfredo Navarro y Óscar Navarro en cabeza, y una recompensa que no se ha hecho esperar con la nominación a los «Hollywood Music in Media Awards».nominación a los «Hollywood Music in Media Awards».

Jesús Navarro, el conocido empresario de especias Carmencita, debuta como productor cinematográfico con Sueños de sal. Y lo hace aparentemente tranquilo, con las pausas que marca su hilo de voz a través del teléfono, aunque realmente esté atacado por los nervios. ¿Pero quién no lo estaría? Navarro afronta su proyecto cultural más ambicioso, en el que tanto o más se ha volcado, y su inminente estreno y primer visionado el próximo sábado ante el gran jurado, el público, es una difícil prueba que tambalea a cualquiera.

«No temo a las críticas, porque el espíritu es absolutamente positivo. Y las críticas serán bienvenidas, como lo han sido en todas las facetas de mi vida. Aquí no hay ningún interés en beneficiarme. Es más, todos los beneficios son para Cruz Roja y Cáritas», explica Jesús Navarro sobre el documental que narra cuatro historias de superación, cuatro sueños no imposibles de alcanzar en un contexto de crisis y adversidades. «Porque todo parece imposible hasta que se hace», como nos dejó escrito Mandela.

«El mayor sufrimiento fue al inicio. Eran dudas muy grandes. No soy técnico de cine, pero gracias a Alfredo y Óscar, director y compositor, cerramos el planteamiento y apostamos por gente real y no actores. Queríamos que fuera lo más real posible para emocionar. El cine es crear, lo más parecido a la realidad, y nosotros hemos tenido que luchar por ello», agrega Navarro respecto a Sueños de sal, que reconstruye el relato de Mariano, quien no arroja jamás la toalla por ser una estrella de rock a sus 64 años; o Irene, una joven que vence a la enfermedad y a sus limitaciones físicas al conseguir un trabajo y su ansiada emancipación; o Comino, que se hace con un billete para competir en Tailandia en el muay thai cuando los ahorros no se lo permitían; o Alejandro, el niño ciego que toca el piano como los ángeles, y que juega al fútbol con los amigos cuando un día se cita lleno de felicidad con los jugadores del Real Madrid.

«Si quieres ser universal, habla de tu pueblo», comenta Jesús Navarro respecto a esta cinta con protagonistas de Novelda y con buena parte de las localizaciones rodadas en la misma localidad.

«No pensé nunca en hacer una película de superación, pero vino la crisis, el pueblo asume un paro enorme, muchos jóvenes se tienen que marchar al extranjero y es muy difícil dar con algún puesto de trabajo incluso con estudios y carrera... Y la esencia de la película va encaminada en ese aspecto, en sembrar la semilla de los sueños». Y añade: «Los Sueños de sal son el espíritu de un pueblo que, pese a tener un río salado, ha sabido reinventarse en cada crisis y levantarse a cada tropiezo».

La repercusión mediática de Sueños de sal ha transitado por buenos derroteros. Y a la vista está cómo se ha difundido el documental en los Informativos Telecinco edición fin de semana; en el magazine matinal de Radio Nacional de España; en medios especializados como Caimán, cuadernos de cine; o incluso vía la agencia de noticias EFE. Las redes sociales también hierven y con todo ello quizás, ahí, el objetivo también se haya logrado: identificar a muchos pueblos con la historia ocurrida en otro pueblo. Tan sencillo como eso.

«Hay un interés enorme, una gran expectación», apunta Navarro.

De cualquier modo, el trabajo hasta aquí no ha resultado fácil. Se rodaron secuencias con hasta 1.000 extras, y nadie del equipo, ni los profesionales a bordo, han recibido un céntimo de euro. La financiación, el principal obstáculo en el campo del séptimo arte, se solventó no sin un encomiable esfuerzo por buscar y convencer a patrocinadores y colaboradores. Porque el cine, si es algo, es caro.

«He aprovechado lo posible en la empresa y de todos los colaboradores que hay a mi alrededor. Y luego entró Gonzalo Castelló, de Tártaros, un empresario de mucho éxito que creyó en el proyecto desde el primer momento. Y se ha volcado», agrega Navarro.

Sueños de sal no es un capricho empresarial. Surge por necesidades y planteamientos, dudas y cuestiones, y tras él se suceden un borbotón de preguntas inesperadas. Como en el mejor cine.

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