La actriz Lina Morgan, conocida especialmente por su faceta cómica, falleció ayer en su domicilio de Madrid a los 78 años después de una larga enfermedad, que el año pasado la mantuvo nueve meses internada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Sus compañeros del mundo del espectáculo, políticos, los reyes de España y miles de españoles rindieron ayer homenaje a una de las actrices más queridas, a la cómica del pueblo. Y prueba de ello es que su pérdida conmovió a los usuarios de Twitter que, a media mañana, solo una hora después de su fallecimiento, ya habían escrito más de 11.000 mensajes, situándose en el número uno de las tendencias de esta red social, no sólo en España sino en todo el mundo.

La capilla ardiente se instaló en el Teatro de La Latina de Madrid, donde tantos éxitos cosechó, y al poco rato se inundó de flores, fotografías de su carrera y cientos de personas que quisieron darle su último adiós.

Nacida como Ángeles López Segovia en el madrileño barrio de La Latina en 1937, la actriz de cine, teatro, televisión y revista, además de empresaria teatral, se ganó el cariño de los españoles con sus personajes en películas como La tonta del bote (1970) y series de televisión como Compuesta y sin novio y Hostal Royal Manzanares.

Retirada ya de la actividad artística, el 18 de noviembre de 2013 ingresó aquejada de una neumonía en el hospital madrileño Beata María Ana, donde estuvo nueve meses en la UCI, hasta que a finales de agosto fue trasladada a planta, y desde allí a una residencia geriátrica, aunque ha fallecido en su domicilio.

Se inspiró en el Pirata Morgan para escoger su nombre artístico y han sido muchos los mares surcados por la actriz Lina Morgan para conseguir, no sólo ser una de las más queridas, sino una mujer entregada a su faceta empresarial y reservada en su vida personal. Fue la cuarta de cinco hermanos y, con tan sólo 11 años, comenzó a estudiar baile clásico español. Unos estudios que vaticinaban lo que más tarde sería esta actriz de eterna sonrisa: una bailarina que usó sus dotes para hacer reír con sus piernas. Tras llevar a cabo su primera gira en 1949 con la compañía Los chavalillos de España, con 16 años ingresó en el coro de una revista del teatro La Latina, del cual fue propietaria años más tarde, de 1985 a 2010.

Pero, hasta llegar a esta etapa, destaca en su carrera la década de los 60 cuando, Morgan, demostrando su tenacidad y pasión por el espectáculo, consiguió convertirse en una de las actrices más queridas en España.

De esta época son trabajos como Las que tienen que servir (1967), Soltera y madre en la vida (1968) o la sempiterna La tonta del bote (1970). Su debut fue en 1961 en El pobre García, película dirigida y protagonizada por Tony Leblanc, a la que siguieron Vampiresas de 1930 (1962); Objetivo, las estrellas (1963); Julieta engaña a Romeo (1965); las antes citadas y Una pareja distinta (1974). Además de con Leblanc, trabajó junto a cómicos de la talla de Gila o Juanito Navarro, con quien protagonizó su primera serie de TV, Escala en HI-FI (1967).

A finales de los 70 fundó su propia compañía y debutó en el Teatro Barceló, aunque fue algo que la propia actriz reconoció como un «absoluto fracaso», y donde perdió todo lo invertido. Sin abandonar Madrid, de este teatro, (ahora es la discoteca Pachá), pasó al que ha sido el teatro de sus amores, el de La Latina con la obra La marina te llama.

Los éxitos de los años 80

En la década de los 80, Morgan, junto al que ha sido su manager, su hermano José Luis López, comenzó a vivir algunos de sus mayores éxitos en las tablas con obras como Vaya par de gemelas (1981), con la que batió todos los récords de taquilla, al igual que sucedió con El último tranvía, en cartelera hasta 1991, año en el que también estrenó otro de sus éxitos, Celeste no es un color. Después llegó su colaboración con Raúl Sender en Sí...pero...no (1999). En 2003, la actriz tenía previsto reaparecer en escena, en el Centro Dramático Nacional, con su primer texto teatral no cómico, O no. Pero el proyecto no se llevó a cabo.

En 1995 la madrileña vivió uno de los momentos más difíciles de su vida con el fallecimiento de su hermano, un hecho del que siempre declaró que «nunca superará», y respecto al que Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro, calificó ayer como «el declive» de la vida de Lina Morgan, porque «ella se encuentra desasistida», agregó Peláez.

Lina Morgan era muy celosa de su vida personal y nada ha sido lo que ha trascendido de lo que la actriz y empresaria vivía fuera de los escenarios. Por eso no se trata de una persona que haya ocupado portadas de revistas de corazón ni acaparado momentos en programas de crónica social. Y es que, no se prodigaba en medios de comunicación, ni siquiera cuando la reclamó Concha Velasco en su etapa de Cine de Barrio, y ella salió airosa diciendo que «era muy tímid». Velasco y Amparo Rivelles han sido las grandes amigas de Morgan, siendo Rivelles su «compañera de cartas», apunta Peláez, en los últimos años de la actriz, que falleció este mismo año.

Lo que sí fue relevante de su vida personal era su lado solidario como cuando en diferentes años se convirtió en el paje especial de los Reyes Magos de Oriente para la Ong Mensajeros de la Paz, de quien es madrina.

Recibió multitud de premios, entre ellos el de la Popularidad (1969), el Miguel Mihura a la mejor actriz (1982), la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1984), la Medalla al Mérito Artístico(1985), el Fotogramas de Plata (1988), Empresaria del Año (1989), Premio Empresa y Economía (1992) y TP de Oro, en tres ocasiones, en 1995, 1997 y 1998., pero ayer algunos compañeros recordaban que ni obtuvo un Goya ni ningún premio de la Academia de la Televisión.

Lina Morgan, que forjó buena parte de su leyenda en el contacto directo con el público teatral, trasladó ese espíritu a la televisión, en los albores de la series españolas que tanto siguen gustando, como producciones como Hostal Royal Manzanares.

Todos sus personajes en uno

Eran años, a mediados de los 90, en que esta serie producida por Valerio Lazarov y dirigida por Sebastián Junyent, en los que Hostal Royal Manzanares (1996-1998) se disputaba las grandes audiencias con otros grandes de la televisión: el Médico de familia, de Emilio Aragón, y la Farmacia de Guardia, de Antonio Mercero.

En realidad, Lina Morgan triunfó en la pequeña pantalla con un compendio de su propia trayectoria profesional, porque en su papel de Remedios «Reme» Martín, la mujer de edad incierta que se instala en un hostal con su padre (Rafael Alonso), estaban resumidos todos los de su vida: desde la inocente pueblerina o beata santurrona, a la tonta del bote y la reprimida solterona.

Así, entre risas y lágrimas, la Reme se mostraba también tierna, tímida y, por supuesto, dicharachera, ocurrente y cómica, la de los pies torcidos y rostro de mueca imposible, haciendo las delicias del público que asistía a la grabación de la serie en plató, como siempre le gustó a hacer a esta cómica que se preciaba de hacer también en el teatro.

Los aplausos y la risas, como en las grandes comedias de situación americanas, estaban asegurados en el hostal con el sonido directo, y lo mismo hizo con Academia de baile Gloria (2001), que también emitió TVE y en el que interpretó a una vedette retirada que monta una academia, la Escuela Gloria Grant, Gloria por sus supuestos años de triunfo y Grant como homenaje al actor Cary Grant. «El personaje soy yo. No vamos a hacer nada espectacular, pero sí una serie con todo el cariño del mundo», dijo la actriz en la presentación de la serie, en unos momentos en los que encabezaba, por sexto año consecutivo, el ránking de los profesionales de los medios audiovisuales con mejor imagen. Morgan fue una habitual también con sus sketches de los espacios de humor de fin de año en TVE.