Los muros de los cementerios narran leyendas, acotan el tránsito entre la vida y la muerte, y su interior rezuma historia, arte e incluso belleza y, además, estos días se acicalan para conseguir el mejor puesto en un certamen nacional que celebra su segunda edición.

Aunque normalmente los camposantos sólo se visiten para limpiar las tumbas de familiares o llevarles ofrendas, «especialmente el día de los Difuntos», esta tendencia está cambiando porque estos lugares «se están revalorizando por parte de la ciudadanía», según Jesús Pozo, director de la revista Adiós Cultural, que edita Funespaña. Con el objetivo de defender y reivindicar el patrimonio artístico, cultural y arquitectónico, así como de fomentar su conservación, se celebra el II concurso de cementerios de España, que en su primera edición colocó en el podium a los camposantos de Burguete y Roncal, en Navarra, y de Alcoi, en Alicante. 42 camposantos concurren este año. El uso de estos lugares sagrados ha ido evolucionando poco a poco y ahora pueden llegar a acoger conciertos de jazz -como en el cementerio de Granada- o avivar el llamado «necroturismo», que día a día suma adeptos con iniciativas como «la ruta poética de Lugo».