Los efectos de los compañeros de clase en el rendimiento académico pueden ser positivos o negativos y un solo alumno puede influir para bien o para mal en el resto de forma tan relevante como puede serlo la calidad de los profesores, el tamaño del aula o las características familiares.

Y mientras en la educación universitaria esos efectos son pocos, en Primaria y Secundaria se asocian de manera importante en los resultados de las pruebas de los estudiantes, según concluye un reciente estudio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) tras examinar diversos trabajos internacionales sobre el tema.

Entre los modelos teóricos de compañeros de clase extremos se encuentran el de la «manzana podrida», el de aquél que puede perjudicar y distraer a los otros alumnos e incluso al profesor, y el «luz brillante», cuando un estudiante excelente es un buen ejemplo para todos.

Otros modelos presentados son el «boutique», cuando los estudiantes obtienen un mejor rendimiento al estar rodeados de alumnos con similares características, incluso los más rezagados se sienten más apoyados ante la presencia de estudiantes que presentan dicho nivel y no uno mayor.

En el modelo del «arcoíris» la heterogeneidad en el aula es buena para todos los estudiantes mientras que en el de la «comparación detestable» los estudiantes se ven perjudicados por la presencia de compañeros que logran mejores resultados.

El INEE (organismo responsable de la evaluación del sistema educativo en el Ministerio de Educación) también concluye que hay un amplio consenso entre los expertos en que la presencia de niñas o chicas en las aulas se asocia con menos interrupción y desorden y mayores niveles de rendimiento académico.

En el caso español, la mayor participación de niñas en una clase beneficia el aprendizaje de los niños de sexto curso de Primaria de la Comunidad de Madrid, tal y como se ha demostrado en un estudio de 2013 de los expertos Antonio Ciccone y Walter García Fontes sobre los «Efectos de género en las escuelas, un enfoque basado en cohortes de edad».

En general, más presencia femenina en un aula afecta positivamente a los compañeros y aumenta los resultados promedios en los exámenes. Además, puede impactar en la reducción de la violencia en el aula y mejorar las relaciones interpersonales tanto entre los estudiantes como entre estos y el profesor.

El INEE también destaca como ejemplos de efectos positivos de los compañeros el hecho de que cuando en una clase hay estudiantes con «muchas habilidades» todos se benefician entre sí, y si tienen «considerables habilidades» el profesor puede enseñar en un ambiente más desafiante. Si son desobedientes y se distraen fácilmente, el profesor tendrá mayores dificultades para enseñar.