¿Cómo revive hoy sus canciones más antiguas Rosario?

Con mucho cariño, porque vas queriendo sobre todo las canciones que te han dado mucho. Aquellas con las que has llegado a tocar el corazón de la gente las cantas con mucho orgullo y cada vez las quieres más. Son temas para toda tu vida, que tendrás que cantar siempre.

¿Las que más le gustan siempre resultan ser más populares?

Eso nunca se sabe, porque lo más bonito que te puede pasar es que la canción que menos te esperas sea la que luego llega al corazón. Y aquella en la que tú más crees luego no es la que llega. La magia de la música es que nunca sabes cuál es la canción que va a llegar a la gente.

Hablaba de aportar energía. ¿Qué quiere transmitir Rosario cuando se sube al escenario?

Mi sangre, mi arte que llevo dentro, todo el estilo musical que he creado, y sobre todo, mi baile. Me expreso con todo: mi pelo, mi baile, mis manos, no hay nada de coreografía. Todo es lo que me salga en ese momento.

¿Cómo liberaría esa energía si no tuviera la música?

Dios mío, no sé qué haría (ríe). Me imagino que haría otra cosa creativa, cualquiera que fuera. No me lo he planteado porque lo que más me gusta es cantar y bailar sobre un escenario, para eso hago mis discos. Le pido a la vida que me deje como estoy, que me ha dado mucho, ha hecho mis sueños realidad.

¿Le cuesta más ahora la parte de danza del espectáculo?

No, te sale igual, porque cantar y bailar es innato. Para tener arte, lo mejor es la ley del mínimo esfuerzo, cuando no realizas esfuerzo porque te sale solo.

¿Cómo afronta los conciertos cuando tiene el día malo?

Puede que estés cansada, vengas de un viaje, estés ronca? Lo peor es cuando estás malita y tienes garganta para cantar diez canciones pero no 25. Esos son los momentos más difíciles. Pero nunca he dejado de tener ganas de cantar. Puede que esté cansada, que esté mala, pero los conciertos son mi vida y siempre pienso: «Disfruta a tope este momento». Le pido a la gente que venga a verme. Tengo esa oportunidad de estar cantando ahí hora y media y cuesta muchísimo esfuerzo, tal como estamos viviendo en España estos momentos.

Usted vivió los años noventa, cuando las ventas de discos multiplicaban las que se registran ahora y había más dinero para conciertos. ¿Cómo ha ido encarando los cambios?

Adaptándonos como sea a las circunstancias porque lo importante es cantar, y donde sea. Si antes iba con catorce músicos ahora voy con seis, si antes llevaba más luces ahora menos, el caso es cantar, bailar y expresar lo que tienes.

¿Le aportaron más los momentos de diversión o los de lucha?

Todo en la vida es un más y un menos.