Durante varios años ha puesto un notable empeño en la investigación, escribiendo dos ensayos sobre crimen organizado: La Organizastja: mafia rusa, mafia roja (2008) y La mafia china: Tríadas, sociedades secretas (2010). El del la delincuencia rusa fue el primero escrito en castellano sobre este tema. Ahora, el escritor y periodista alicantino, Alejandro Riera se atreve con la ficción y publica un libro de aventuras sobre historias de piratas al que ha titulado El tesoro del ahorcado.
¿Por qué decide pasar de la investigación a la ficción?
La verdad que estaba ya un poco cansado del crimen organizado. Es un tema que me sigue apasionando y sigo colaborando en investigaciones, pero quería desconectar y empezar a hacer ficción. Entonces me quise centrar en la aventura, que es lo que a mi me gusta, empecé a investigar y cayó en mis manos una historia sobre piratas que me pareció muy curiosa y me puse a tirar del hilo.
¿Tiene parte de realidad esta ficción?
La novela tiene una base histórica. Los personajes sí que existieron de verdad, y estaban incluso relacionados con el pirata ahorcado. A partir de esa historia real yo lo que hago es crear una historia completamente ideal, inventada por mí.
¿Por qué se interesa por las historias de piratas?
Porque yo siempre he pensado que todo el mundo alguna vez en su vida ha querido ser pirata. Creo que cuando uno es niño quiere ser mayor para ser pirata y cuando es adulto quiere volver a ser niño para soñar otra vez con ser pirata. Esto es justo lo que me sigue fascinando y por eso creo que es un tema que atrae. De hecho yo sigo siendo un niño y me sigue encantando ser pirata.
¿El libro tiene influencias de las grandes novelas de aventura del siglo XIX?
Lo que he buscado es separarme un poco de ese fenómeno pirata que todo el mundo tiene en la cabeza. Este es un libro que bebe mucho más de lo que es Emilio Salgari o La Isla del Tesoro que de las historias con monstruos. Esta novela intenta mostrar la historia clásica de piratas y por eso lo único que está adaptado es el lenguaje.
¿Por qué apuesta por escribir en primera persona?
Creo que eso es una forma de que cada persona que se lo lea lo sienta como propio. Además, al estar escrito también en presente, es una historia que ocurre conforme la vas leyendo. El libro se basa en capítulos muy cortos que lo único que buscan es una complicidad con el lector para que se sienta tan protagonista como me he sentido yo escribiéndolo.
¿Es más complicado escribir ficción que investigación?
Mucho más. Es muy complicado porque en la investigación te apoyas en unas bases, en cosas que ya hay publicadas y, sobre todo, en testimonios vivos que te van guiando en el camino. Cuando escribes una novela la tierra desaparece bajo tus pies. De repente todo es tuyo y al final es un poco una desnudez lo que escribes.
En comparación con sus otros libros, hay un cambio importante del público al que se dirige.
He buscado otro tipo de público. Aunque es verdad que este es un libro que lo puede leer cualquier persona que le guste la historia de piratas. Pero sí he intentado que sea para todos los públicos, para que disfrute todo el mundo. Creo que necesitaba este cambio porque con el crimen organizado sabes que llegas a mucha gente pero es un sector muy concreto. Ahora lo que intento es poder llegar a todo el mundo.
¿Cuánto tiempo dedica a escribir sus obras?
Soy muy lento porque me gusta ser cuidadoso y quiero que esté bien documentado. A mí se me puede acusar de muchas cosas pero de no estar documentado no. Mis libros pueden ser incluso pesados en este sentido porque soy muy riguroso y hasta que no tengo algo claro no lo escribo. Prefiero, si es necesario, parar el libro, estudiar bien la situación y cuando la conozco seguir con él. Con El tesoro del ahorcado por ejemplo he estado tres años escribiendo.
¿Qué es lo más curioso que se ha encontrado investigando sobre el tema?
Probablemente sea la relación entre distintas nacionalidades que había en aquella época por puro comercio. Te das cuenta que en una época en la que había tantas carencias ya había globalización. La gente cogía un barco y se iba a la otra punta del mundo a hacer negocios y eso generó un movimiento del mundo muy importante. La diferencia es que eso mismo hoy como lo hacemos es con el ordenador.
