Los muros de la plaza de Toros de Benidorm se debatían ayer entre el fervor de los amantes del toreo, que aplaudían en el interior a Jesulín de Ubrique en su vuelta a los ruedos y los gritos de protesta de los antitaurinos, que fuera pedían el cese de esta actividad en la ciudad. Pocas personas acudieron ayer al coso benidormí para ver la reaparición del mediático torero en la ciudad de Benidorm. En total se vendieron 1.800 entradas, según la organización del evento, en una plaza que tiene un aforo de 10.000 personas. No llenó ni la cuarta parte del coso.

No había distinción entre tendidos de sol y sombra, en la cita nocturna que ayer se celebró. Demasiados huecos vacíos para ser el plato fuerte de la programación taurina en la Plaza de Toros de la capital turística de la Costa Blanca, en plena temporada alta. La corrida empezó a las 22.30 horas y se prolongó hasta la medianoche.

«Hacía muchos años que no venía a esta plaza y estoy muy contento de estar en Benidorm», comentó Jesulín a este diario, antes de entrar al ruedo, vestido de corto en color gris. Según aseguró no sentía nervios, pero sí «mucho calor», algo que también se escuchaba entre los asistentes en el tendido. Abanicos de colores ondeaban al son de los pasodobles que ambientaban a los espectadores.

El diestro toreó junto a Fran Moreno. Mataron cuatro toros de la ganadería La Palmosilla, unos astados que estuvieron «bastante flojos», criticaron desde el entorno del torero. El mediático diestro se llevó una oreja del segundo toro, mientras que dos fueron concedidas a Moreno.

Había cierta expectación sobre si acudiría Belén Esteban, la ex de Jesulín, que está actualmente veraneando en la ciudad pero no se la vio en el coso. La que sí asistió fue su hija Andrea, a la que le brindó el segundo astado.

Protesta antitaurina

Jesulín llegó a la plaza apenas 10 minutos antes de que diera comienzo la corrida y entre los gritos de las 200 personas que se manifestaron en contra de esta práctica, vestidos de negro y con manchas de pintura roja. «No pararemos hasta la abolición» o «Benidorm no se merece que lo manchen de sangre» fueron algunas de las consignas coreadas. La protesta se desarrolló sin incidentes entre las 21 y las 23 horas. El objetivo era que acudiera más gente a la manifestación de fuera, que a la corrida dentro del recinto. No llegaron a la cifra exacta. Pero lo cierto es que Jesulín de Ubrique no convocó al público que seguramente esperaba.