Es muy habitual, de un tiempo a esta parte, que haya un nivel de fanatismo hacia los artistas que llega a alcanzar límites insospechados. El fenómeno fan-ídolo ha existido siempre. Todo el mundo ha tenido un cantante o grupo de música a quien admirar. Lo que no se había visto antes es a personas que llegan incluso a sufrir por ese ídolo. Las nuevas generaciones gritan, lloran y sienten como propios los triunfos de sus artistas favoritos. Pero lo que realmente llama la atención es que ya empieza a ser común llegar al punto de ver a gente hacer noche en la calle días antes del concierto del artista al que esperan.

Es lo que ha ocurrido una vez más con Pablo Alborán. El malagueño, que actúa este viernes en la plaza de toros de Alicante, desata pasiones entre sus seguidores. Desde el sábado ya están algunos de sus fans haciendo cola para conseguir el mejor sitio en el concierto. A pesar de la sorpresa de quienes pasan por los alrededores, ellos se mantienen firmes en la idea de que «merece la pena cualquier cosa por verle de cerca».

El sábado por la mañana llegaban los primeros impacientes y, a partir de ahí, cada vez se han ido sumando más fans. Algunos cuentan que «ya no podían esperar más», otros que «al pasar por la plaza de toros y ver que ya había gente decidieron sumarse a la acampada, por miedo a quedarse muy atrás en la cola». Todos ellos perfectamente equipados para vivir en la calle durante una semana. Y, eso sí, con una organización por turnos muy estudiada previamente para que cada uno pueda ir cada día un rato a descansar.

No les importa aguantar el calor de una semana de agosto en Alicante; tampoco haber visto a Alborán hace solo dos meses en Elche. Lo único que tienen claro es que «necesitan» ver a su ídolo desde la primera fila. Aguantan el calor gracias a la fuente de la Plaza de España y pasan las horas con el resto de la gente que hace cola, compartiendo todos la pasión que les une.

Todavía les quedan cuatro días por delante pero los afrontan con ganas porque «en la espera llegamos incluso a pasarlo bien».