¿Cómo lleva lo de ponerse delante de un público de jazz?

Es ideal porque saben escuchar. Están educados en determinados estilos y aprecian mejor, creo, algunas cosas. Suele ser un público más educado.

El jazz le vino después de Presuntos Implicados. Antes, en su primer disco en solitario, versionaba a Piratas...

Ahí aún estaba en el grupo y no quería sonar a Presuntos, para que no hubiera confusión, y me fui por el rollo electrónico. Yo ya había cantado con Piratas Te echaré de menos y mi hermano Juan Luis y Vicente Sabater les produjeron los mejores discos. Para mí son uno de los referentes de los últimos veinte años.

Desde que rompe con el grupo solo hay un disco, de cinco, con canciones nuevas. ¿Se ha cansado de componer?

Es que había un montón de canciones que me apetecía cantar. Era muy importante tener un repertorio conocido para que se viera la transformación de esas canciones. Se trataba de ir encontrando un lenguaje propio a través de canciones de otros.

Habrá quien siga esperando a la Sole de Presuntos y, del otro lado, quien la vea como una intrusa en el jazz.

Me muevo en ese margen. Cuando mis canciones llegan a la gente, aunque hay muchos tipos de música que no suenan en este país, luchamos contra esos prejuicios. Pero uno tiene que seguir su instinto.

Y ahora es una artista diferente.

Es que yo no soy Presuntos, soy Sole Giménez. Yo antes me desarrollaba dentro de un grupo, pero ahora no puedo hacer la música que hacía antes.

¿Aún trata de librarse de la piel de Presuntos?

Presuntos es parte de mi paisaje, he sido cantante del grupo y lo llevo muy bien. Lo que me gustaría es que me permitieran cambiar, es lo único que pido.

¿Cree que el público también ha cambiado en estos años?

Mucho. Después del deterioro que ha sufrido la cultura en este país, con muchos ataques interesados en los que a los músicos se nos pintó como unos aprovechados, es lógico que haya cambiado el público, porque el valor que le da a la cultura es menor, en general.

Explíquese.

El hecho de ver tu trabajo tirado en el suelo no ayuda.

Han cambiado la forma de consumo...

Sí, pero detrás de la manera de consumir hay una idea sobre el objeto, no es baladí. Yo ahora me planteo si merece la pena hacer un disco físico, porque la realidad es que cuesta mucho dinero fabricarlo y promocionarlo. Me planteo si hacerlo y cómo. Nos vamos adaptando, ¿pero hasta cuándo? Ahora sale la plataforma de Apple y tenemos el streaming, pero eso no da para vivir de la profesión. En el periódico hoy venía el ejemplo de una violoncelista con un millón y medio de visionados que había ganado 1.500 euros.

Cumple un año en el Consell Valencià de Cultura. ¿Diagnóstico para la cultura valenciana?

Empobrecida, en precario. Y creo que se está haciendo un gran trabajo en CVC, sobre todo con los pocos medios que tenemos. Hasta ahora creo de que el CVC trabaja pero no se le escucha; espero que eso cambie.