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Héctor Alterio, actor

«Lo de trabajar con mis hijos es un trauma no resuelto»

Empezó a ejercitar la memoria de niño con las canciones napolitanas que le cantaba su madre y sigue haciéndolo a sus 85 años en cada función

Alterio, en una de sus visitas a Alicante. rafa arjones

Es la primera vez que En el estanque dorado se representa en España y parece que Lola Herrera y usted lleven toda la vida juntos, como en la obra.

Sí, somos un matrimonio bien avenido que no habíamos tenido posibilidad de encontrarnos antes. Coincidimos hace tiempo en una película pero ni siquiera en la misma escena y seguimos nuestros derroteros hasta este encuentro, que tenía los elementos necesarios para la inquietud, porque implicaba un matrimonio largo que tenía que llevarse bien y todo se fue al traste desde el primer día porque todas las dudas desaparecieron. Es una fiesta y un aprendizaje diario ver trabajar a Lola y a los jóvenes de la obra. Y llevamos ya casi 300 representaciones.

¿Qué tiene la obra para ser un éxito desde su estreno en España, hace casi dos años?

Es muy difícil saber por qué funciona, pero antes de llegar a un teatro ya sabemos que estará lleno con todo vendido y eso es un aliciente enorme. La obra de Ernest Thompson tuvo una repercusión mundial con la película posterior, protagonizada por Henry Fonda y Katherine Hepburn. No obstante, Thompson no estuvo conforme con esa versión edulcorada y la suya tiene elementos muy bien enhebrados que el público agradece, de humor, ternura y drama mezclados que dan muy buen resultado.

¿Vio la película?

Sí, claro que la vi. Me encantó Jane Fonda, que tenía ángel, a Katherine Hepburn se le notaba el parkinson..

Y Henry Fonda ganó el Óscar. ¿Supuso alguna presión?

¡Claro! Eso y la trascendencia que tuvo la película, era un handicap afrontarla. Pero, pasado el tiempo, la película nunca tuvo la trascendencia de la obra teatral original y eso es un aditamento.

¿Qué tiene Alterio de su personaje, además de la edad?

No soy tan hipocondriaco ni tan pesimista, no, pero le comprendo mucho y estoy de acuerdo con el tipo de humor negro que le dio Thompson, que habla sobre un tema tabú como la muerte con respeto, reverencia y desparpajo.

Muy de actualidad últimamente el humor negro...

¿Te refieres a lo de Madrid? Ah, no, pero aquí no llega a eso nunca. Esto es un humor negro que le pertenece al personaje, habla de su situación y de su final de vida. Nada que ver con lo de ahora (ríe).

¿Comparte su miedo a la muerte?

Miedo a la muerte no tengo porque ese es un asunto de apagar la luz y cerrar la puerta, y ojalá me pille durmiendo. Lo que sí me inquieta es tener una enfermedad que me imposibilite, pero aún me muevo bien, no tengo necesidad de silla de ruedas...

Y tiene una memoria que ejercita a diario...

Es que sin memoria no trabajo, querida. Son muchos años de ejercicio. Soy hijo de emigrantes italianos de Nápoles y te puedo recitar de memoria una docena de canzonettas que me cantaba mi madre cuando era pequeño y creo que de ahí me viene la cosa.

Su carrera está jalonada por el cine y el teatro, pero ¿se siente más libre con el teatro?

Sí, soy más dueño y patrón, dirijo la orquesta. Respetando las premisas de Magüi Mira, como directora en este caso, en teatro los silencios no te los marca un director, hay silencios esperados para cuando acaba la risa o el aplauso. Ahí es cuando me siento patrón de mi trabajo.

Aunque el cine argentino no se entiende sin usted.

Sí, he hecho 150 películas entre Argentina y España pero tiraría a la basura la mitad (ríe), aunque hay hitos en la carrera de uno, como El nido, El hijo de la novia o La historia oficial, con la que me sentí embajador de mi país, para que la historia que se contaba no se volviera a repetir.

Llegó a España en plena Transición y ahora vive otro gran momento político, ¿cómo lo ve?

Lo veo estupendamente, lo que está sucediendo y lo que sucederá. Habiendo pasado lo que han pasado ustedes con cuarenta años de franquismo, que bulla todo ahora en una olla hirviendo en democracia... Es un privilegio ver esa ebullición.

¿Qué espera de los nuevos gobernantes?

Que se pongan de acuerdo, que los corruptos vayan a la cárcel y dejen de robar. Y que bajen el IVA cultural que nos afecta a todos.

¿Le gustaría trabajar alguna vez con sus hijos Ernesto y Malena en teatro?

Hay un trauma no resuelto en lo de trabajar con mis hijos. Ellos sí lo han resuelto y están trabajando juntos ahora en la obra Atchúusss!!!, pero yo no. Una vez estuvimos juntos en un corto y me entraba tal risa que no podía. Hay muchos códigos, los miro y no me puedo concentrar y lo paso fatal. Hemos tenido propuestas y siempre he tratado de evitarlo.

¿Y ellos qué dicen?

No lo sé, no les pregunto nada nunca (ríe). Es un tema tabú entre nosotros.

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