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Sempere y Blasco, amistad en la memoria

El MACA acoge un acto para recordar la relación entre los artistas y presentar el gouache que el de Onil regaló al ceramista

Piqueras, Castells, Simón, Soler y Ripoll PILAR CORTés

Su amistad fue profunda y palpable. Tanto como el respeto mutuo. De lo que no se tiene constancia es de cuándo se conocieron, del momento en que entran en contacto por primera vez y empieza un historia de encuentros que ayer sirvió como hilo conductor de una jornada dedicada a Eusebio Sempere y Arcadi Blasco.

Por eso, participaron expertos en el arte de estos dos creadores y amigos que hablaron de los artistas, pero también de su parte humana, a través de sus exposiciones y de anécdotas que dejaron clara la relación entre ambos. Y como muestra, el gouache que realizó Sempere del mural que le encargó la fábrica de Famosa en Onil y que ejecutó Blasco, que se presentó por primera vez en público, gracias a que la familia del escultor de Mutxamel lo ha depositado en el MACA. Colgado ha quedado en la planta baja, acompañado por una vitrina con documentación sobre el mural.

La «excusa» para este encuentro fue la presentación del libro Arcadi Blasco. En l'horitzó de la memòria, publicación de la Universidad de Alicante, coordinada por José Piqueras, con textos de Román de la Calle, Pere Miquel Campos, Gaspar Jaén i Urban, Pepe Azorín, Isidro Blasco y Emilio Soler, entre otros.

Piqueras y Rosa Castells, conservadora del MACA, realizaron un recorrido por el trabajo conjunto. Primero, la exposición que junto a Juan Francés realizaron en 1971 en la Torre Provincial. «Allí empezaron a hablar de crear un museo de arte moderno», destacó Castells. Después en el 76, vuelven a coincidir en otra exposición, en este caso en la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, junto a Juana Francés y Sixto Marco. Precisamente el día de la inauguración de esta muestra, el 30 de enero del 76, «fue cuando Sempere anunció la donación de su colección a Alicante». Rosa Castells recordó como años después, Blasco escribió un texto -que leyó ante los asistentes- en el que relataba que la noche anterior estuvieron en su casa de Bonalba redactando el documento de cesión «y que Juana Francés y Pablo Serrano le decían que estaba loco, que no se lo iban a agradecer nunca».

Emilio Soler abrió la caja de las anécdotas y contó su viaje junto a Blasco a Rubielos de Mora, en Teruel, para presentar una exposición en el Museo Salvador Victoria, donde hay obra suya y de Sempere porque fueron muy amigos. «Tanto es así que Victoria le dejó a Sempere un tocadiscos y escuchaba una y otra vez Las cuatro estaciones de Vivaldi... de ahí surgió la carpeta de grabados que lleva ese nombre». También coincidieron en un homenaje a Picasso en Madrid, en un tablao flamenco. «Sempere llegó diciendo que habían detenido a Moreno Galván y fueron a encerrase al Prado».

Los artistas Pepe Azorín y Eduardo Lastres también intervinieron en este acto, al que asistieron Faust Ripoll, Pepe Gimeno, Josefina Samper, Elvira Pizano, Carlos Mateo, Javier Badenes y Joserre Pérezgil, entre otros.

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