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Partidas a cinco duros

Usuarios de toda España fundan en Petrer la Asociación Cultural Arcade Vintage, que recrea el espíritu de los salones recreativos de los años 80 y 90 al recuperar hasta 60 máquinas originales que marcaron una época

Detalle de los jugadores. ernesto sánchez

En aquellos maravillosos años de los 80 y 90 en España, las máquinas recreativas reinaban en el imperio del ocio y del entretenimiento. De hecho, no había ciudad ni pueblo con alguno de estos clásicos y amplios salones, a los que acudíamos algo más viejos de lo que somos ahora, con veinte duros en el bolsillo que, al cambio, te daban derecho a cuatro partidas (cinco duros por jugador o, lo que es lo mismo, una moneda de 25 pesetas por cada vez que quisieras disfrutar de la aventurilla del videojuego).

Algunas de estas máquinas recreativas se ubicaban estratégicamente en torno a los parques, en bares y heladerías, donde los niños se arremolinaban por ver quién era capaz de avanzar más en la historia. Había mucha afición, mucha, y jóvenes y no tan jóvenes mostraban sus habilidades a los mandos, levantando expectación entre los curiosos que aguardaban su turno, o bien entre los que atendían al récord de puntuación que pudiera alcanzar.

Eran los tiempos dorados de salones y máquinas recreativas, donde el propietario de turno andaba de cambista con la vieja riñonera, y la conexión multijugador, Internet, no era más que una quimera futurista.

Habían nacido para quedarse, o al menos eso parecía, cuando los títulos de estas «máquinas» se multiplicaban en lo que indicaba ser un negocio más que rentable. Pero la tecnología y su avance inexorable volvió a finiquitar, como casi siempre, cualquier tipo de razonamiento. Y de un plumazo, casi sin percatarnos, fueron desapareciendo.

Arqueología Arcade

A raíz de estos acontecimientos, y de un tiempo a esta parte, distintos colectivos y asociaciones se han rebelado a la «extinción», trabajando por la recuperación de estas máquinas recreativas que marcaron una época. Y su objetivo no es otro que revivir aquella atmósfera irrepetible que afloraba en los salones recreativos de los 80 y 90.

Uno de estos clubs, de referencia en España, se llama Asociación Cultural Arcade Vintage y está instalado en Petrer.

Con miembros repartidos por doquier, entre Madrid, Barcelona, Segovia, Sevilla, Alicante o Elche, los fundadores del colectivo han adquirido hasta 60 máquinas recreativas originales, venidas de Europa y Estados Unidos, en una encomiable labor coleccionista que también «arqueológica».

Con un coste muy dispar en las «máquinas», que va de los 50 a 3.000 euros, a otras que han sido donadas gratuitamente, la Asociación Cultural Arcade Vintage puede presumir de unas de las salas recreativas más prestigiosas, con auténticos clásicos en su local que invitan al usuario a dar un viaje al pasado, reencontrándose con su niñez y adolescencia.

De este modo, títulos inolvidables como Double Dragon, Tetris, Bubble Bobble, Space Invaders, Asteorids, PacMan, Golden Axe, Out Run, Shinobi, Street Fighter o el After Burner se encuentran repartidos en la sala habilitada por la Asociación Cultural Arcade Vintage, en Petrer, abierta a nuevos socios y amigos con los que compartir hobby.

«Tenemos una modalidad de Socio Exprés que, por 10 euros, pueden jugar a todas las máquinas arcade las veces que quieran con las bebidas incluidas. Es una opción que está siendo un éxito», remarca José Litarte, presidente de Asociación Cultural Arcade Vintage, colectivo sin ánimo de lucro encaminado solo y exclusivamente a difundir la cultura del videojuego, y con algo más de un año en marcha.

«Todo empieza un poco por curiosidad y ganas. Tenía un local disponible, empezamos a "tunearlo", y a meter alguna máquina y poco más. Y luego empezó la gente a colaborar, mi hermano y bueno... hasta lo que hemos conseguido. Pero invito a todo el mundo a venir y probarlo, porque aquí se pasan las horas volando», señala Litarte, que en el momento de la entrevista está colocando una pegatina comprada por la red en una de las recreativas. «Aquí se cuida hasta el último detalle, nos gusta mantener todo el material en su estado original», agrega.

Lo suyo, un museo más que una sala de recreativos al uso, ha captado la atención de aficionados y jugadores de toda España, así como de colectivos que persiguen el mismo cometido, confeccionando una red de contactos y amigos que cada día va a más. P0r ello, hay semanas que organizan pequeños torneos de puntuación; otras exhibiciones; pero en cualquier caso el propósito sigue siendo siempre el mismo: juntarse, echarse unas partidas y pasarlo bien.

Un barco abandonado

Una de las máquinas recreativas de la Asociación Cultural Arcade Vintage es una pieza de lujo que sobrevivió en un barco abandonado en la costa de Gales.

El barco se llamaba Duque de Lancaste, que en 1956 fue diseñado para operar como buque de pasajeros así como más tarde asumió la función de barco de crucero por Escocia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Noruega y España.

En 1979 fue comprada por Empirewise Ltd, quien reutilizó y rebautizó la embarcación como «atracción atracada» en el puerto, ofreciendo una amplia oferta de restaurantes y locales de ocio que fueron muy populares.

Sin embargo, ante los problemas que presentaba a los comerciantes vecinos y autoridades, estos demandaron a la compañía por monopolio y competencia desleal, lo que tras varios años de disputas judiciales los dueños se dieron por vencidos y el barco, nunca mejor dicho, sucumbió.

El Duque de Lancaste representaba en aquel entonces un gigante del entretenimiento, a modo de los actuales centros comerciales, con restaurantes, tiendas, salas de lectura, cine, discoteca y, cómo no, recreativos.

Ante estas circunstancias, distintos usuarios se pusieron manos a la obra para recuperar las máquinas recretativas, expuestas a un peligroso deterioro, por las humedades y a un desuso de más de 30 años. Se alquiló, por ello, una grúa y poco a poco, con paciencia, interés y dinero, se fueron rescatando las máquinas.

Ante tal historia, la Asociación Cultural Arcade Vintage se puso en contacto con algunos de los restauradores y conservadores de estas máquinas antiquísimas, lujo y verdadero tesoro para los amantes del arcade, y adquirieron una de las que habitaban en este barco Duque de Lancaste: se trata de la Missile Storm del año 1980, una copia/licencia de una empresa italiana llamada Sidam.

ArcadeCon

Ante la vertiente cultural del «RetroGaming», Petrer acogió recientemente con éxito el evento ArcadeCong, I Encuentro entre Asociaciones y Desarrolladores de Arcade en España.

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