Álex de la Iglesia, Agustín Díaz Yanes, Jaume Balagueró, Paco Plaza, Daniel Monzón, Achero Mañas, Gracia Querejeta... Son muchos los nombres destacados del cine español que preceden en el palmarés del Premio Lucentum a Mariano Barroso (Barcelona, 1959), que anoche recogió el galardón durante la gala inaugural del Festival de Cine de Alicante. «Es un honor tremendo para mí, sólo puedo dar las gracias por este reconocimiento. Los directores siempre decimos que los premios no tienen sentido menos cuando se los dan a uno», bromea el cineasta barcelonés.

Barroso reconoce sentirse muy vinculado a Alicante desde que colaboró como profesor con el Centro de Estudios de Ciudad de la Luz. Y, obviamente, hizo referencia al estudio cinematográfico alicantino: «Vivo su presente con mucha tristeza e impotencia. Podía haber sido algo hermoso. Espero que en algún momento se desatasque y salga del dique seco. Me provoca frustración. Mientras estuve allí el Centro de Estudios funcionó muy bien. Desconozco las razones, supongo que será algo complejo. Me faltan datos, agradecería más trasparencia. Sólo conozco los hechos que leo en prensa y son bastante tristes».

No todo es negativo en el mundo del cine. Prueba de ello es el repunte que vivió la industria en 2014, un hecho por el que Barroso se felicita. «Somos un enfermo crónico que goza de buena salud. Desde que me dedico a esto siempre hemos estado en crisis, nunca ha sido fácil hacer películas. Nos ha tocado pelear y tener mucha determinación. La situación económica lo ha complicado pero no podemos quejarnos», finaliza el director catalán.