Le costó colarse en el mundo del celuloide, pero ahora no hay quien le saque. Lo suyo era el teatro, con Els Joglars, La Fura o Lluís Pasqual, así que mal no le iba. Pero pegar el salto al cine no fue fácil. Hasta que en 1999 Mariano Barroso le eligió, después de numerosos casting «en los que siempre me faltaba algo», para interpretar el papel de un perdedor desesperado, junto a Javier Bardem y José Sancho, en Los lobos de Washington, que le valió la nominación a un Goya. Y ahí empezó todo. Después fue sumando hasta llegar a las 40 películas que ha rodado a día de hoy y a los dos Goya que guarda en estanterías.

En este camino, Eduard Fernández (Barcelona, 1964) realizó ayer una parada en Alicante donde esta noche recibirá el Premio de Honor del Festival de Cine. «Te dan un premio y vienes a recibirlo, porque es un placer y un orgullo, sobre todo porque uno va rodando películas pese a que estamos en un momento tan difícil», aseguró. «Llevo ya muchas películas y esperemos que se siga haciendo cine y festivales».

Todavía con la nominación al Goya y con el Gaudí por su papel de policía corrupto, obligado por sus circunstancias personales, en El Niño, el actor considera que «cuando hago una película tengo el cometido de ayudar al director a contar aquello que quier contar y también contar un poco de mí mismo». En este sentido, dijo que «a veces me dicen que el que llora es el personaje, no lloras tú, pero si analizas la lágrima que cae es tuya».

Recuerda que cuando le nominación al Goya como mejor actor revelación por Los lobos de Washington «tenía el corazón a cien así que menos mal que no me lo dieron porque creo que me hubiera dado algo». Sí consiguió dos estatuillas por Fausto 5.0 y En la ciudad. «Los actores somos tímidos y nos escudamos detrás de los personajes, es una forma de ser tú mismo detrás de una máscara».

Después de cuarenta películas, el actor lo tiene claro y lanza un aviso a navegantes. «Lo más bonito que hay en el cine, y de ello podrían aprender los políticos, es que hay muchos oficios, cada persona domina el suyo, pero también cada uno sabe que todos juntos tienen que trabajar para que una película salga bien».

Sobre la situación del cine en estos momentos, se muestra moderadamente optimista. «Dicen que está remontando un poco, pero apretando todo. Han bajado los sueldos, el tiempo de rodaje... pero también es cierto que cuando cambian los tiempos hay que cambiar la forma de hacer las cosas, eso sí, sin que baje la calidad de las películas».

Cree que en el cine español «faltan las películas medias que son las que están sufriendo con la crisis... igual que las clases medias». Y es que, «lo del IVA es una broma macabra porque no tiene sentido a nivel recaudatorio; solo perjudica, solo sirve para castigar a un sector que ha sido tradicionalmente de izquierdas. Hay algún ministro que lo está haciendo muy mal».

Estando en Alicante había que hablar de Ciudad de la Luz, donde Eduard Fernández rodó en alguna ocasión. «Son unos estudios enormes y estupendos... Me han dicho que se van a vender en lotes. A veces salen mal las cosas y no sé los porqués de lo que ha ocurrido».

Y habló de los recientes comicios, unas elecciones «que han sido buenas porque van a obligar a los políticos a hablar entre ellos para negociar, para llegar a acuerdos, para ganar un poco de allí y perder de allá, y para que se conozcan más».

Sobre la victoria de Ada Colau en Barcelona afirmó que le parece «muy bien», «pero habrá que ver, habrá que hacer las cosas bien; en principio llega gente con un listón de honestidad alto, las intenciones son buenísimas, ahora habrá que ver cómo se conjugan el saber y el poder».

Planes, muchos. Una nueva película con Alberto Rodríguez, «que no sé si debería haber mencionado aún», y ha rodado un falso documental sobre Ovidi Monllor. «Yo soy fan de Ovidi desde que era pequeño, recitaba como nadie».

De momento, esta noche recibirá el Premio de Honor del Festival de Cine de Alicante y después él entregará el Premio Lucentum a su amigo Mariano Barroso, con el que ha rodado ya tres películas. «Tenemos una relación muy directa, de amigos. Es la amistad profesional, que es especial».