¿Quedó satisfecho con la adaptación de Víctor Ros?

Siempre hay mejoras por hacer, que se harán en el futuro si hay nuevas temporadas. El nivel de calidad ha sido digno de la BBC y la selección de actores un acierto. Estoy muy satisfecho con el trabajo de Carles Francino [el actor que ha encarnado a Víctor Ros]. Da el perfil del personaje, tiene una voz extraordinaria y se ha metido tanto en su piel que cada vez que imagino a Víctor veo a Carles.

¿Presuponía un éxito así?

Imaginaba que con la llegada a televisión el personaje trascendería del ámbito literario. Ya pertenecía a los lectores y ahora ha calado más hondo. También me gustó mucho el programa que se emitía después de la serie y que presentaba yo mismo. Me permitió sacarle el jugo total a un producto de televisión.

Las cadenas españolas parece que cada vez son más atrevidas en la temática de sus series...

En el caso de TVE el objetivo es parecerse a la BBC con series de calidad y que profundicen en la historia del país. No son ficciones que buscan audiencia con otros productos más fáciles. Luego resulta que las series de calidad son las más vistas, las más demandadas por la audiencia, como ocurre con el caso de la HBO.

Y han saltado al extranjero...

La serie se ha vendido a Francia e Italia y ha ganado dos premios, uno en Hamburgo y otro en Nueva York. He visto ficciones ambientadas en un barrio de Londres del siglo XIX, así que ¿ por qué no le va a interesar a un inglés lo que ocurría en España? También ofrecemos misterios y casos interesantes con buenos actores.

Mayo Negro ha tratado sobre dandis y quinquis, ¿dónde se encuentra Víctor Ros?

Está en los dos grupos aunque es más quinqui que dandi, es un chirlero de La Latina, un pilluelo que tuvo la suerte de cruzarse con un policía en su camino. A veces le comparan con Sherlock Holmes y es algo inevitable. Creé al personaje como un homenaje a él. La diferencia es que Sherlock sólo piensa en sí mismo y Víctor es un liberal que quiere cambiar la sociedad en la que vive.

¿Le gusta el cine quinqui?

Me llama la atención la época dura de los 80, en la que se refleja en varias películas la vida de los delincuentes en el origen de la democracia, la llegada de la heroína a los barrios, la gente que vivió deprisa y murió joven, con un halo de romanticismo. Eso es lo que se ve en El pico o Perros callejeros.