Joan Manuel Serrat sumó ayer un nuevo reconocimiento, el Premio Iberoamericano de la Música Cortes de Cádiz, a una carrera en la que ahora cumple cincuenta años y en la que, como en la vida, cree haber acertado, porque «siempre hice lo que el corazón me dictó». «Encantado» y «con sentida emoción», según dijo en su discurso, Serrat recogió el galardón «orgulloso» de recibir un premio que lleva por nombre el de las cortes que alumbraron la Constitución de 1812, que marcó «un salto extraordinario» en la vida pública con principios como que todos los individuos son «libres e iguales».