Los vaivenes de la prima de riesgo, los casos Gürtel y Nóos, el desastre de Canal 9, la Troika, las preferentes, los recortes sociales y los desahucios nos han amargado más de una comida. Como revancha, el libro Cocina para indignados propone «comernos» a sus responsables con ironía. Su responsable es Jaime López Fernández (Puerto Sagunto, Valencia, 1964) un profesor de instituto que combina el gusto por los fogones, con la dosis media de indignación del español de a pie, la crítica ácida y el sentido del humor para «exorcizar demonios», porque cocinar es «más relajante que el diazepam», afirma.

Lo que comenzó ante unas cañas con unos amigos -«¿Es la prima de riesgo un souflé, que sube y baja?»-, se convirtió primero en un blog, luego en colaboraciones con medios y ahora en un libro publicado por Clave Intelectual que combina crítica política con recetas sencillas y recomendaciones musicales para cocinarlas y degustarlas y de bebidas para acompañarlas. «Es la cocina indignada o cojonera, porque la cocina es un buen lugar para la acción política. Es una época para estar indignado, pero a tiempo parcial, también hay que actuar, y ésta es mi forma de actuar y protestar», explica el autor.

Porque, además, relaja «someter unos chorizos al purgatorio del fuego» pensando en el «yerno pirulero» del anterior rey mientras se escucha Money, de Pink Floyd, y comer esos Urdangarines al infierno se convierte en una deliciosa «metáfora antropófaga».

En este país, sostiene Jaime López, «hasta las lentejas están indignadas», lo que se traduce en un incremento de su puntito picante y en una «invitación a comerse a quienes tan indignamente se comportan: cerdos y chorizos de traje y corbata».

¿Qué es lo que más indigna a este cocinillas? «Que me engañen, que me hagan responsable de lo que no soy, ver que los mismos que me han arrastrado a esta situación dicen que son ellos los que nos están sacando. Que me tomen por imbécil, no lo soporto», explica. Por eso, aquí hay estopa para todos: «borbones» de foie, «correas» de rodaballo estilo Gürtel, «enrocado de pulpo a lo Mariano» (Rajoy) «para comer en la plaza de las Cortes», PaPas Bárcenas, crema de calabaza con chocolate y coco para el «caganer»del belén político (el pequeño Nicolás), y rabo de toro a lo Jose Mari (Aznar), el personaje que, asegura, más le indigna.