La escultura Marianela de Vicente Bañuls se exhibe desde ayer por primera vez en el Museo Bellas Artes Gravina dentro de la sección El artista destacado, un espacio que se ubica en la exposición El siglo XIX en el MUBAG. De la formación a la plenitud de un artista y en el que periódicamente se resalta la figura de un creador de los que conforman la muestra permanente. El diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, presentó ayer la exposición junto a la directora técnica del MUBAG, Joserre Pérezgil, y el director regional de Alicante del Banco Sabadell, Juan Merino, cuya Fundación ha colaborado en la restauración de la pieza, y los biznietos del artista.

Roselló explicó que «hace unos meses vimos la oportunidad de establecer una relación con el Museo Nacional de Arte de Cataluña para poder traer a Alicante una pieza muy singular de uno de los artistas más destacados de finales del siglo XIX».

La tercera edición de esta propuesta la protagoniza Vicente Bañuls Aracil (1865-1934), coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento. Marianela fue realizada en 1901 durante su pensionado en Roma por parte de la Diputación de Alicante. Con esta pieza, de mármol blanco de Carrara, Bañuls participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes ese mismo año y obtuvo la Tercera Medalla. Un año después, Bañuls la presentó a la Exposición Internacional organizada por el Círculo Artístico de Barcelona, donde la Diputación de dicha provincia la adquirió y la depositó en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, propietario de la obra.

El busto representa la plasmación de la temática social en el arte. Inspirada en el personaje homónimo que da nombre a la novela de Benito Pérez Galdós -a quien Bañuls obsequió con un busto suyo durante su visita a Alicante en 1896-, la escultura se basa en la fragilidad y en el físico poco agraciado de una muchacha enamorada de un joven ciego llamado Pablo. El escultor modela a una Nelacon expresión de recogimiento, pose pensativa y mirada profunda de ojos grandes. Es llamativo también el tratamiento de los pliegues del sencillo vestido que la envuelve.

El montaje de Alicante recrea el momento en el que Marianela, ante la pregunta de Pablo -dime, Nela, ¿y cómo eres tú?-, se suelta de entre sus brazos y se asoma al río para verse en el espejo del agua. La iluminación del espacio es igual de dramática que el reflejo que Marianela ve de sí misma.