¿Cómo explicar una exposición cuyo tema central es algo que no se puede ver ni fotografiar? ¿De qué forma se puede definir una muestra que no muestra nada? ¿Cuál es el objetivo de realizar un proyecto alrededor de un tema sobre el que no se puede trabajar? Pues para eso está el arte. El arte de Albert Corbí (Alcoy, 1976) que hoy inaugura una exposición en la sala de la Fundación Botín de Santander, con el resultado de un proyecto que recibió una beca de 16.000 euros de esa entidad el pasado año.
Para guiar un poco a quien se acerque a esta propuesta, el título es No ser imagen. Sin embargo, Corbí hace fotografías. «El título tenía ya en sí un problema conceptual porque no podía mostrar cosas y entonces lo que he desarrollado son libros, por lo que es una exposición de una especie de libros». Pero no es tan sencillo. Dentro de esos libros se puede ver lo que hay alrededor de lo que no se puede fotografiar.
El tema, para poder entender mejor este proyecto, es el de los isolados, las comunidades indígenas del Amazonas que no han tenido ningún contacto con la comunidad occidental y que cuentan con la protección del gobierno brasileño.
Es decir, que se conoce su existencia pero está prohibido entrar en su territorio y modificar su vida. Pero sí el «atlas de realidades» que les rodea. «Me interesaba acercarme de alguna manera a estas comunidades que están protegidas porque están ocultas, son zonas del mundo donde no puedes ir y tomar una foto con tu iphone», asegura el artista. «El proyecto habla de las geografías sociales, antropológicas, políticas... que más que querer aparecer en la secuencia de una imagen lo que hacen es impedir su aparición en ella. He querido construir un atlas de la realidad que nunca se va a poder ver».
De esta forma, Albert Corbí se puso en contacto con indigenistas y antropólogos en Brasilia y Sao Paolo. «Subí a la zona donde están los yanomamis, que tienen un territorio como Portugal; allí hay indios que no han entrado nunca en contacto con la civilización. Pude subir por un río inmenso, el río Branco, afluente del río Negro, a su vez afluente del Amazonas. Fuimos prácticamente hasta Venezuela y pasamos por comunidades yanomamis y cerca de zonas donde están los isolados que es donde no se puede ir».
La política de protección del gobierno brasileño a estos grupos es tal que se ha creado una especie de ministerio que se dedica a salvaguardar su incomunicación.
Todo esto para llegar a un trabajo conceptual que ha plasmado en libros, que son los que se exponen desde hoy y hasta el 31 de mayo en la Fundación Botín. «Son unos seis libros, y otros dispositivos, que se convierten en una especie de recoveco para que se pueda ver algo. Solo puedes ver cosas si abres los libros, de manera que el espectador participa siempre, obliga a detenerse ante el libro y pasar las hojas».
Cada uno de esos libros contiene texto y fotografías conceptuales y también documentos y mapas, de manera que la exposición reflexiona sobre la misma fotografía». Y a partir del tema de los isolados, se acerca al Laboratorio Subterráneo de Canfranc, «donde se estudian partículas de las que solo sabemos de su existencia por lo que provocan en otras partículas», a un estudio de ópticas o a las cuevas «porque no tienen imagen, como el isolado, solo se ven si las iluminas».
El proyecto de Albert Corbí fue premiado con una beca de la Fundación Botín, una de las más prestigiosas en el mundo del arte. No ser imagen fue elegido entre los 759 presentados, procedentes de 51 países.
