¿Esperaba tanta repercusión?

Para mí ha sido una sorpresa ya que hasta el miércoles no se puso a la venta, lo que significa que la gente que se ha manifestado en contra del libro lo ha hecho sin leer ni una sola página del mismo.

¿Qué tesis defiende Víctimas de la lactancia materna ¡Ni dogmatismos ni trincheras!?

El libro propugna la leche materna como primera opción siempre que la madre quiera y que tenga la suficiente leche. De lo contrario, el niño se desnutriría inevitablemente, a parte de sufrir otra serie de patologías. El libro propugna, asimismo, el respeto a las madres que ya no pueden o no quieren dar el pecho. Durante toda mi trayectoria profesional he aconsejado la lactancia materna como primera opción pero hay mujeres que no pueden o no quieren dar pecho por muchas razones. Esas mujeres tienen el mismo derecho a exigir respeto. Incluso si la madre, desde el primer día, por razones personales, estéticas, laborales etc. se decide por la leche adaptada, esa decisión se merece el máximo respeto. Actualmente, las madres están muy bien informadas y su decisión, sea cual sea, debe ser respetada. Los calificativos de mala madre, irresponsables o frívolas son inaceptables.

¿Por qué recomienda el destete a los cuatro meses?

Todos los pediatras con años de experiencia y muchos miles de niños visitados estamos de acuerdo en que el destete tardío es una fuente de problemas ya que los niños rechazan las papillas de cereales, frutas, verduras, etc. La consecuencia es la desnutrición, raquitismo, anemias, complejos de Edipo exacerbados, y hay otros aspectos que pertenecen al ámbito científico y que no es conveniente divulgar. Cuando el destete se produce por encima de los cinco meses de vida se produce lo que yo llamo «fijación por el pezón» y eso les hace rechazar las papillas, con sus consecuencias nutricionales. Además, la lactancia materna a partir del año de vida ya no tienen ningún significado ni nutricional, ni defensivo, es una función más de chupete. Desde el punto de vista científico, y dejando de lado los sentimientos, de esto no hay la menor duda. Eso no significa que no pueda darse y, además, esa decisión de la madre debe respetarse.

Su recomendación contradice a la de la Organización Mundial de la Salud, ¿está la OMS desfasada?

Las recomendaciones de la OMS sobre la lactancia materna están redactadas pensando en países del tercer mundo. De hecho, si un niño africano pierde el pecho puede perder la vida. Y no hay que olvidar que hay naciones punteras que no han suscrito este tipo de recomendaciones. La OMS no está adaptada a la realidad de los países occidentales.

¿Qué le une y que le separa del lactivismo?

Lo más positivo del lactivismo es que ha sacado la lactancia materna del ostracismo en la que estaba los últimos 50 años y que ha logrado que, actualmente, un 25 por ciento de niños tomen leche materna exclusiva los tres primeros meses de vida. Lo que nos separa es el límite de seis meses que establece la OMS porque considero que no es razonable ya que es impensable con la realidad en España donde las mujeres son independientes, con vida propia e integradas en el mundo laboral. También es muy criticable su empeño en desprestigiar las leches adaptadas con argumentos peregrinos, desdeñar la lactancia materna controlada, incluso en casos de pérdida de peso, y, otro aspecto muy negativo, es que este movimiento ha logrado equiparar el concepto de lactancia materna igual al de buena madre, y lactancia artificial igual a mala madre. Esto es terrible, sobre todo para las madres que han intentado dar pecho y no han podido. He vivido situaciones que por pudor no voy a contar.

¿Tiene algún tipo de relación comercial con la industria de la alimentación infantil?

Absolutamente ninguna, pero resultaría injusto no valorar la fiabilidad de esos productos teniendo en cuenta que representan un enorme progreso para la humanidad. Que la leche humana sea el patrón oro de la alimentación infantil no significa que las leches adaptadas actuales no sean de una fiabilidad extraordinaria. La leche materna es una muy buena opción pero no una obligación para las madres.

¿Por qué quiso escribir el libro?

Por imperativo moral. Es una autocrítica. Los pediatras no podemos seguir indiferentes como si nada estuviese sucediendo. Jamás habíamos visto en los hospitales tantos niños con estigmas raquíticos, anemias ferropénicas y desmedros. En estos últimos meses he tenido que asistir a tres niños ingresados por desmedro para descartar celiaquía, fibrosis quística, etc. Los tres tomaban lactancia materna y, tras hacer el estudio correspondiente, comprobamos que en todos los casos se trataba de niños sanos pero cuya ingestión energética era de menos de 30 calorías por kilo, ya que las tomas de pecho estaban distorsionando e impidiendo su correcta alimentación. ¿Qué debemos hacer los médicos? ¿Callar y hacer como que no pasa nada o escribir un libro para que se corrijan? Yo he optado por lo segundo y estoy muy orgulloso, ya que he cumplido con mi obligación. Solo me arrepiento de no haberlo escrito diez años antes. Me lo hubiesen agradecido muchas mamás y niños.

¿Se siente respaldado por sus compañeros?

De forma total. Cualquiera de los pediatras de cualquier servicio de pediatría de España con muchos años de experiencia hubiese firmado este libro.

¿El libro seguirá a la venta?

El libro está a la venta en las librerías, naturalmente.