D oce del mediodía de ayer. Sol Picó llega de nuevo al Palacio Euskalduna de Bilbao tras una larga de jornada de trabajo el sábado que finalizó a las dos de la madrugada. Confiesa que hoy que no correrá mejor suerte. Los ensayos y sólo algunos de los últimos preparativos (sonido, decorado, vestuario..); le eternizará la nueva sesión a la que se enfrenta, aunque según ella se respira buen rollo en el ambiente.

Se ha encontrado con lo que se esperaba: problemas, conflictos, muchas horas... No obstante, gracias a su equipo y a su compañero en este reto, el coordinador artístico, Pere Piñol, están consiguiendo crear un espectáculo ágil, mágico y emocionante que gira en torno a la danza. «Cuando me hicieron la propuesta de preparar la gala me agobié un poco al coincidirme con otros trabajos. Después comprendí su importancia, ya que de alguna manera ayuda a que se potencie la danza. Eso lo hace un auténtico reto para mí», aseguraba ayer Picó a este diario en un diminuto descanso de trabajo.

No le importa estar en el punto de mira de sus compañeros por su papel de organizadora. «Cuando yo levanto una pierna bailando ya me juzgan, es algo a lo que estoy acostumbrada», matiza la coreógrafa. Con este buen humor se ha tomado Sol Picó la preparación de esta gala, que gira en torno a la historia de una bailarina frustrada (la actriz Gurutze Beitia); a la que le dejan un espacio (el del teatro vasco); para poder bailar. Picó recorre a través de esta historia varias dimensiones de la danza (clásica, flamenco, contemporánea);, pero todo desde el punto de vista de un coreógrafo, en este caso, el suyo. «Todo lo aderezo con un toque mágico e irreverente. Con detalles que intentan romper con la dinámica habitual de las cosas. Para eso me he rodeado de amigos y de grandes profesionales dentro del mundo de la danza. Por ejemplo, cuento con Igor Yebra, que aunque estamos acostumbrados a verlo en clásico, lo pongo en una situación muy diferente. Hace casi un striptease sobre el escenario. El pianista Carles Santos, que también colabora, introduce un punto de locura muy valenciano», sostiene.

Algunos artistas más de reconocido prestigio y las bailarinas de la compañía de Picó (Sonia González, Maribel Martínez, Charo Campos, Margherita Bérgamo, Virgina García, María Stamenkovic y Nalia Palmero); completan el reparto de este espectáculo, nutrido de muchos de los montajes desarrollados en el pasado por esta graduada en Danza Española y Clásica por el Conservatorio José Espadero de Alicante. Para ellas ha preparado un número de baile que hacen bajo una ducha fría. «Pobrecitas mías», dice entre risas.

En el día de hoy, a Sol Picó le quedan los últimos retoques y organizar las entradas y las salidas de las personalidades que entreguen los premios. «Mañana - por hoy - es el día de recibir a todo el mundo», bromea. Para liberar tanta tensión, Picó piensa saltar al escenario junto a Carles Santos y desarrollar lo que ella llama un baile anti-estrés. «Literalmente me golpeo contra el piano», se ríe. «Es la única manera de no desmayarme».