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Una bici, una tabla y dos móviles

El alicantino Atila Madrona dará la vuelta en bici a Nueva Zelanda y contará su aventura con la tecnología de Microsoft, compañía que le financia con 9.000 euros el proyecto

Atila, con la bicicleta que se llevará para recorrer Nueva Zelanda, en la playa del Postiguet. héctor fuentes

Atila Madrona, fotógrafo de 26 años, va a hacer el viaje de su vida. Con una bicicleta, una tienda de campaña, un saco de dormir, una tabla de surf, dos móviles y una tablet recorrerá Nueva Zelanda durante los próximos diez meses. Su propósito es dar la vuelta a este país del Pacífico formado por dos islas y contar su peripecia de principio a fin con los dispositivos móviles de Microsoft, la compañía informática que le ha concedido 9.000 euros para materializar el viaje.

Él, que estudió Periodismo y llevaba dos años trabajando en Microsoft en Madrid, terminó su relación con la empresa prometiendo volver con otra propuesta. Y le bastaron unos minutos para convencerles y financiaran su proyecto. «La idea es grabar un documental del viaje y contarlo con la tecnología Microsoft, ya que su lema es que con ella puedes poder trabajar y comunicarte desde cualquier lugar del mundo, y hacerlo además desde una bici, un medio de transporte ecológico que ayude a transmitir la idea de cambiar la forma de vida en las ciudades», indica el joven alicantino. ¿Y qué pinta el surf en todo esto? Simplemente, que es una de sus pasiones y Nueva Zelanda tiene buenas olas.

El 26 de diciembre sale rumbo a Dunedin, en la isla sur del país, y tardará casi tres días en llegar. Allí recorrerá 16.000 kilómetros en diez meses, lo que arroja una media de 50 kilómetros por día «aunque algún día me tocará hacer más, seguro», indica el fotógrafo, acostumbrado a pedalear y que ya se fue a Lisboa en bici.

«El viaje será muy rural, iré lo más cerca posible de la costa y siempre buscando las olas». Además de hacer una guía del país para ciclistas online, Atila subirá a su web (www.dontfollowthisbike.com) y a las redes sociales un capítulo de tres minutos cada semana sobre su peripecia y una foto al día.

Para ello se lleva dos dispositivos móviles Nokia Lumia 1020 con sistema operativo Windows Phone, con los que grabará todo lo que le pase, y lo editará en una tableta Surface de Microsoft.

También ha logrado patrocinio para todo lo demás: la bici de aventura, la marca alemana Finna; el carro adaptado, Carry Freedom; The Bend, el equipamiento de la bici; Heim Planet, la tienda de campaña; Trendsplant, la ropa y una tabla de surf; Sony una cámara de deportes acuáticos para ponerla en la tabla... Él lleva herramientas para pinchazos, un candado, algo para imprevistos y confianza en la gente: «El robo de la bici es un riesgo que tengo que correr pero no hay solución posible porque cuando duerma en la tienda la bici estará fuera, pero yo confío en que no pasará nada», asegura, tras añadir que también hay comunidades para ciclistas donde dormir bajo techo.

Atila ya cuenta los días para empezar el viaje. «Tengo unas ganas de irme que te mueres. Me gusta mucho la aventura, me aburre no tener imprevistos, necesito hacer cosas que me den miedo y la tecnología, además, te permite hacer otras cosas más divertidas», apunta, tras añadir que siempre ha querido «viajar y conocer mundo».

Él, que trabajaba en despachos, asegura que a su vuelta quiere dedicarse a la fotografía documental, «a una oficina seguro que no vuelvo ya», afirma, no descarta volver a hacer «cosas como esta» y piensa en otro viaje «por el Mediterráneo o por cualquier otro sitio o país raro, pero ahora el que me ilusiona es este».

Su familia, dice, «flipó cuando se lo conté al principio, pero como ya me conocen se alegran por mí», y su novia, que estudia en Alemania, «también está encantada de que sea capaz de hacer cosas así». Además, tampoco piensa desconectar del mundo, «para eso está el whatsapp, Skype...»

Aunque él mismo recorrió durante dos meses España durmiendo en su coche hace unos años, tiene claro que la bicicleta es ya su único medio de transporte: «No contamina y viajas de otra forma. Conoces a la gente, paras, hablas, no turisteas...»

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