(Colonia,1838-Friedenau,1920)

Concierto para violín número 1, en sol menor (opus 26)

Bruch, alumno de Hiller y Reinecke, fue durante casi dos décadas, entre 1891 y 1910, profesor de composición en la Escuela Superior de Música de Berlín después de haber pasado por Manheim, Coblenza y Liverpool como director de orquesta y coros. Este primer concierto para violín es la obra que goza de mayor popularidad entre todas sus composiciones, junto con su Fantasía Escocesa también para violín y orquesta. Fue escrito en 1866 y estrenado dos años más tarde. Max Bruch lo cedió a un editor por un exiguo honorario, comprobando años más tarde cómo se beneficiaba económicamente aquel con su trabajo. Es una composición dedicada al ilustre violinista Joachim en la que son evidentes los modelos de las composiciones de Mendelssohn y Brahms. El virtuosismo de la escritura para la parte solista es, junto con su abundancia melódica, lo que sigue ganando el favor del público y su elección por los violinistas para incluirlo en su repertorio. Tal éxito ha dejado completamente en la sombra los otros dos conciertos para violín que compuso Bruch. La duración media de la ejecución de este concierto número 1 es de 24 a 26 minutos.

Gustav Mahler

(Kaliste, 1860-Viena, 1911)

Sinfonía número 5, en do sostenido menor

El maestro Yaron Troub, al frente de la Orquesta de Valencia, nos ofrecerá en la presente temporada de conciertos en el Auditorio de la Diputación dos de las sinfonías de Mahler: la quinta, en el programa de esta tarde, y la grandiosa Sinfonía número 2 Resurección el 30 de mayo del año próximo, en esa ocasión con concurso del Coro de la Generalitat y solistas como la mezzosoprano Nathalie Stutzman.

La sinfonía que escucharemos hoy es la primera de una trilogía de composiciones puramente instrumentales, las sinfonías de la cinco a la siete, que pueden ser entendidas como los tres gigantescos capítulos de una misma novela. Mahler inició su composición en el verano de 1901 (movimientos primero y tercero), cuando ya era director de la Ópera de Viena. Finalizó los otros tres movimientos en 1902, el año de su matrimonio con Alma Schindler, que marcó un viraje decisivo en su vida. Mahler dirigió su estreno en Colonia en 1904, aunque hasta 1909, en su etapa en Nueva York en el Metropolitan Opera House y la Orquesta Filarmónica de la ciudad norteamericana, realizaría diversas modificaciones en la orquestación de la obra buscando compensar la ausencia de la voz humana con un nuevo acento sobre la polifonía orquestal.

Se ha escrito que es una obra que en sus cinco movimientos evoluciona desde las tinieblas hasta la luz, desde la marcha fúnebre inicial en tonalidad menor, hasta un rondó final en tonalidad mayor. Realmente los cinco movimientos conforman tres partes: la inicial Trauermarch, marcha fúnebre, el Stürmisch bewegt, el atormentado o agitado segundo movimiento, en la menor; el tercero, el más largo de la sinfonía, un scherzo en re mayor donde abundan los ländler y el vals; y los dos últimos movimientos, el celebre Adagietto para cuerda sola (popularizado por su inclusión en la película Muerte en Venecia, dirigida por Luchino Visconti), y el Allegro en re mayor con que se cierra la obra, de una forma agitada, casi desenfrenada, en una interpretación total de esta quinta sinfonía de alrededor de una hora y diez minutos.