No hay niño que de pequeño no haya querido ser paleontólogo. ¿Qué les diría?

Fenomenal, adelante.

¿Profesión mitificada, o hay que dejar que sigan soñando con desenterrar fósiles?

Hay que mantener intacto ese romanticismo, conservar la magia. Suficientemente racionalistas somos cuando vamos a excavar.

A lo mejor tardan años en sacar a la luz un cráneo. Parece un trabajo reñido con la velocidad a la que se mueve todo hoy en día.

Pero muy intenso. De mucha pasión. Por el camino van apareciendo cosas. Es como el Viaje a Ítaca. Lo importante no es llegar, es ir encontrando. No se acaba nunca.

¿Quedan cosas por descubrir?

¡Cada vez más! Todos los científicos de todas las épocas de la historia han tenido la sensación de que lo importante ya lo habían descubierto. Pensaban que habían nacido tarde.

Con el actual volumen de emisiones contaminantes a la atmósfera, ¿cuánto le queda al ser humano sobre la tierra?

Le queda, le queda. Otra cosa es la calidad de vida. Somos una especie fuerte, inteligente, con capacidad de sobrevivir. El problema es que somos tantos en zonas tan concentradas que pequeñas alteraciones afectan a muchos.

El ser humano antes era más inteligente. No construía chozas en un barranco.

En las catástrofes naturales se suelen morir los pobres, los que viven en laderas, en las cuencas de ríos, en la zonas más peligrosas. Es más difícil que se mueran los ricos. La gente pobre vive donde buenamente puede. Es otra versión de la injusticia.

¿Para qué sirve estudiar el pasado?

No tenemos opción. No existe la posibilidad de no hacerlo. Todo ser humano, por el mero hecho de serlo, necesita saber de donde viene. Sólo puede haber progreso tecnológico, pero también moral y social, a partir del conocimiento. No soy de los que piensa que de la ignorancia puede salir algo bueno.

¿Que ha descubierto bueno del hombre?

Tengo una visión positiva del ser humano por su condición animal. Somos un mamífero, concretamente un primate. Pariente muy cercano de los chimpancés, con sus pulsiones territoriales, jerárquicas y no precisamente altruistas. A partir de eso, haber hecho catedrales... Mozart... el arte... la solidaridad. También hemos cometido atrocidades, es verdad, pero me asombro de hasta dónde hemos llegado. Cuando se nos emparentaba con los ángeles, creados a imagen de Dios, resultábamos un poco decepcionantes. Pero ¡caray!, para ser casi unos chimpancés no está mal lo que hemos logrado.

¿Qué le parece sacar los museos a la calle, acercarlos a los mayores o a personas en riesgo de exclusión socia?

Maravilloso. A los museos van niños, muchos niños, y el peligro es que se conviertan sólo en infraestructuras escolares.