El Nobel de Química 2014 ha premiado el trabajo de dos estadounidenses y un alemán por sentar las bases de la nanoscopia, una técnica que ha abierto nuevos campos para la química y la bioquímica al permitir la observación molecular. La Real Academia de las Ciencias Sueca resaltó que el alemán Stefan W. Hell y los estadounidenses Eric Betzig y William E. Moerner han contribuido a desarrollar microscopios fluorescentes de alta resolución, llevando la microscopía óptica a una nueva dimensión, sin estructuras demasiado pequeñas para ser estudiadas.

Sus hallazgos permitieron, de forma independiente, eludir la ecuación formulada en 1873 por Ernst Abbe, que demostraba los límites de la resolución microscópica debido a factores como la longitud de onda de la luz, por lo que afirmaba que estos aparatos nunca podrían observar objetos menores a 0,2 micrómetros.

Stefan Hell, tras aceptar un puesto en el Instituto Max Planck de Química Biofísica alemán, desarrolló un microscopio STED y en 2000 demostró que sus ideas funcionaban en la práctica, logrando imágenes de una bacteria E.coli a una resolución nunca antes vista.

Betzig y Moerner eludieron el límite de Abbe desarrollando por separado otro principio opuesto al del STED: la microscopia de molécula individual, que implica superponer imágenes. Moerner se convirtió en 1989 en el primer científico en medir la absorción de luz de una molécula individual. Betzig en 2005 encontró proteínas con esa característica que podría ser activada a voluntad, similares a las detectadas por Moerner.