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Luis García Montero

«El pesimismo es una coartada para decir que nada tiene arreglo»

Opina que ahora existe la sensación de caminar hacia el pasado y perder logros ya conseguidos

«El pesimismo es una coartada para decir que nada tiene arreglo» EFE/Cézaro De Luca

Alguien dice tu nombre es una «declaración de amor a la literatura». ¿Por qué?

La novela habla del verano de 1963 desde el punto de vista León Egea, un joven estudiante de literatura que entra a trabajar en una editorial como vendedor a domicilio. La literatura se convierte para él en una vocación, le enseña a admirar a los grandes como Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán, Lorca... Eso se convierte en una experiencia de iniciación al mundo laboral, al amoroso y al compromiso político. Y para ello es fundamental el sentimiento de admiración. En las épocas de crisis salta muy a la vista lo que huele mal, lo que está mal, pero se invisibiliza lo que merece la pena admirar y eso es un problema, porque en la admiración encontramos la energía para cambiar la realidad.

También dice que es un homenaje a los que luchan contra la indiferencia.

Creemos que en los 60 y 70 todo el mundo era antifranquista y no es verdad. Unos cuantos se comprometieron en la lucha contra la dictadura y se encontraron con mucha indiferencia y gente que miraba a otro lado. He querido escribir una historia optimista. Aunque había dictadura y necesidad económica se tenía sensación de caminar hacia adelante. Ahora aunque no estemos en una dictadura y aunque la realidad puede parecer menos dura que entonces, tenemos la sensación de que caminamos hacia el pasado y se están perdiendo muchas cosas que se habían conseguido. El pesimismo es una coartada para decir que nada tiene arreglo.

Entonces ha mirado al pasado para analizar el presente.

La verdad es que me gusta recordar ese momento porque está en el origen de muchas cosas que se consiguieron y se están perdiendo, y eso me invita a tomar conciencia. Sé que son momentos difíciles y cuesta comprometerse. Por eso me gusta ver una época en la que las cosas estaban más difíciles todavía y hubo gente que tuvo el coraje de protestar.

¿Cuántos «Leones» harían falta para sacar este país adelante?

Pues hay mucha gente anónima que se está portando con dignidad. A mí me gustan poco los héroes. Hay gente que se está movilizando, que protesta contra los desahucios, que denuncia el comportamiento descarnado de los bancos, la corrupción... Y en mi libro la experiencia de iniciación de un joven se convierte en un voto de confianza para la buena gente y para la dignidad personal.

¿Cree que la corrupción política se ha institucionalizado?

Hemos tomado conciencia de la gravedad de la situación, pero hay parte de responsabilidad de la propia ciudadanía. Mientras la economía marchaba bien hemos mirado para otro lado y hemos visto que se ha vuelto a votar a gente que era la cara de la corrupción. Cuando se abre la brecha de la pobreza la gente no resiste que le deterioren la vida y que además le roben. La corrupción está casi institucionalizada, ha habido una rutina de financiar con caja B los partidos políticos, una falta de transparencia absoluta de las cuentas públicas, no ha habido investigación fiscal para vigilar la hacienda. Pero a la hora de flagelarnos y denunciar no debemos generalizar y a cada cual debemos exigirle sus responsabilidades. Hay que aislar el virus.

¿Podemos es un punto de inflexión a la hora de renovar un modelo político caduco?

Yo creo que la solución de verdad pasa por crear una dinámica de unidad de toda la gente que quiera cambiar las cosas. Ahí esta Podemos, el movimiento sindical, IU y muchos de los votantes del PSOE, que no están de acuerdo con el comportamiento de su cúpula. Yo creo en la unidad para ver cómo se encauza la rebeldía. Podemos significa dos cosas: que la gente está muy indignada y que esa protesta no se sentía bien representada en los partidos.

Cataluña, consulta ¿sí o no?

Pues tengo mucha preocupación porque me parecen tristes las situaciones donde las discusiones sobre la economía, la pobreza y el paro se acaban sustituyendo por discusiones sobre la identidad. Me parece muy peligroso para una Cataluña progresista y para una España que puede favorecer el aliento de una extrema derecha muy fuerte. Yo creo que los conflictos se resuelven en las urnas. La falta de dialogo del gobierno solo ha servido para encrespar. Pero creo que lo que debería estar discutiéndose en España es que los niños llegan malnutridos, el debate de la independencia no aporta nada.

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