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Robots en la función

La empresa ilicitana Aisoy Robotics lanza en octubre la nueva versión de su androide, capaz de interactuar con el ser humano, experimentar sentimientos e incluso actuar en un «teatro robótico»

Robots en la función

La ilicitana Aisoy Robotics lanzará en pocas semanas la cuarta generación de su propia criatura, un androide capaz de interactuar con el ser humano que incluso responde a ciertas pautas; te indica si has recibido un «tweet»; un correo electrónico; y hasta participa en determinados juegos.

Para ello, el Aisoy1 V4 (así se llama el pequeño autómata) registra un sencillo lenguaje de programación que, para el equipo de Aisoy Robotics, ha sido su principal obsesión en el último año de trabajo. De este modo, cuanto más facilidad para programar, y cuanto más accesible sea esta herramienta para el usuario, mayor número de posibilidades y acciones ofrecerá el robot.

La venta del Aisoy1 V4 se centra especialmente en centros de investigación, universidades, institutos y usuarios aficionados a esta temática que disfrutan experimentando con la máquina. De momento, al precio de 250 y 289 euros (la diferencia estriba en sus dos versiones, una más completa que otra), se van a poner en el mercado 2.000 unidades. ¿El objetivo? Acabar con las existencias, como ya ocurrió la última vez.

«Queremos llevar el robot a un público más general. De hecho, está realizado para que puedas programarlo sin utilizar ni una sola línea de código. Es, la verdad, una tecnología bastante potente para el precio que tiene, y está pensado para pasárselo muy bien con él de una forma muy rápida», explica Diego García, de Aisoy Robotics, empresa afincada en el parque científico de la UMH, quien agrega que sus principales compradores se encuentran en Estados Unidos, Alemania y Francia.

«Mi opinión es que este es un robot perfecto para el ámbito de la educación, para iniciarse con lo que significa la era robótica, programarlo de manera sencilla, y plasmar las ideas de cómo debe comportarse un robot en algo social, no imaginario, porque eso ahora se puede trabajar y no es algo de ciencia ficción. ¿Y hacia dónde va todo esto? Antes solo estábamos nosotros, y ahora hay cada vez más. Y a corto plazo tendremos más robots con este enfoque social», afirma García, quien matiza que, en la actualidad, las principales inversiones se llevan a cabo en robots que puedan participar en desastres como el accidente nuclear de Fukushima.

«Los japoneses vivieron con mucho dolor cómo sus robots no sirvieron para adentrarse en la zona contaminada de Fukushima. De hecho, en las tareas de rescate, tuvieron que intervenir prototipos de investigadores norteamericanos y españoles que estaban más preparados. Por eso, ahora el enfoque está cambiando, e incluso Google está contribuyendo en el mundo de la robótica de una manera muy activa y revolucionaria», detalla.

Por su parte, Aisoy Robotics en colaboración con la ilicitana El Caleidoscopio, han organizado un ciclo de «teatro robótico» en el que van a participar 50 institutos de hasta 30 municipios de la provincia (con Gata de Gorgos, Altea, Benidorm, Campello, Mutxamel, Jijona, Alicante, Elche, Aspe, Crevillente, Petrer, Ibi, Muro de Alcoi, Sax, Salinas, Biar, Villena, Banyeres de Mariola, Campo de Mirra, Cañada, Benejama, Orihuela, Almoradí y San Fulgencio, entre ellos).

En el proyecto, los alumnos elaboran un guión y su posterior montaje teatral en el que actúa también el robot, de tal modo que, al final, se trabaja tanto el apartado científico (programación del autómata) como el literario (escritura de los textos).

«El año pasado ya nos quedamos impresionados por las obras que se representaron, porque no solamente imaginaron el futuro, sino que abordaron historias de sentimientos, emociones, pero también con problemas de integración, y eso es algo que nos aportó mucho. También, por supuesto, no faltaron los guiones de acción, de persecución y detectives», comenta Ricardo Domínguez, de El Caleidoscopio, y quien desea la suma del área de Cultura de la Diputación para este programa cultural en el que participan hasta 2.000 alumnos. «Tenemos un presupuesto muy ajustado, por eso estamos abriendo otras vías de financiación», aclara

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