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La chica rebelde de Juan Vidal

El diseñador de Elda muestra en la Mercedes Fashion Week su colección «Álex»

La chica rebelde de Juan Vidal

Se levanta el telón a las cuatro de la tarde en un día de domingo soleado y, desde el otoño de Madrid, surge «Álex», «A girl named Álex»... Nombre maravilloso, familiar para mí (lo mejor de mi vida también se llama así...) pero, sobre todo, alma «beatnik» de una década maravillosa, el final de los 60 y los primeros 70. «Álex» es «Bitter Sweet Harmony» vestida impecable para encontrarla en cualquier esquina de Chelsea, Le Marais o una calle de Malasaña... entre discos, vinilos, un deje rock y un glamour casi masculino, una mirada curiosa, mujer de gesto Cocteau, diva de la música cual Patty Smith entre texturas increíbles, impecables sastres, «trench» de infarto... y pantalones pitillo «divine rouge» de cantautora burguesa. Ese estilo «boho» ( ellos, todos, su equipo y él son tan todo, que las salidas de las modelos acabaron anotadas en un cartón doble de pizza DOMINO'S), algo «hipster», con colores, estampados y «dandy style» lleno de glamour «cosido» por la mano de Juan Vidal, esa mano de la sastrería de verdad que hará estragos en su nueva apuesta, Studio Zeta en Milán.

«Álex» viajará allí, como Jane Birkin y con la música de PJ Harvey para que Juan Morón vuelva a escribirle tan divinas letras: «Nada la calma, nada excepto mi alma: morder su boca es vencerla en la batalla, fresa ácida que tiñe de azul mi hombría», no se puede pedir más en tan pocas palabras. Una mujer que encarnan mujeres como Amanda Moreno, Alba Galocha o las presentes también ayer en su «front row» de lujo Clara Courel, Brianda Fitz James Stuart o la actriz Ana Rujas.

Juan Vidal crece por días, por meses, por colecciones... hasta el infinito. Su recreación de la famosa «Strawberry Fields Jacquet» es fantástica. Sus tejiidos, por cierto, creados en exclusiva para ellos (y diseñados por él) por Athena, sus cortes, impecables patrones, deconstrucciones cuasi perfectas de quien ha construido primero, sus complementos (esta vez nueva colección de bolsos y unos botines maravillosos de Nacho Rivera), sus acompañantes en cada viaje (Peronda, Giosseppo...), y sus ganas (imparables) hacen de sus colecciones plena poesía.

Esa que le ha llevado a ganar dos veces el premio L'Oreal a la mejor colección en Cibeles y a ser el premiado internacional con Who's Next 2013 de Vogue. Por eso es, y será, sin duda cada vez más, un sólido talento de la moda mundial desde Alicante, en concreto de la coqueta Elda, donde vio nacer su mano sobre la aguja en la sastrería de su padre, y la misma ciudad que lo envió a Barcelona a crear arte y luego a hacerlo sobre el cuerpo de mujeres con suerte en Felicidad Duce (no hace falta Sant Martins para hacerlo bien, muy bien...). Y eso es lo que «ÁLEX, A GIRL NAMED ÁLEX» ha vuelto a demostrar. Aquí ya no hay promesas, hay realidades que todos deberíamos apoyar (dixit).

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