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John Strasberg

«Si ves a un gran actor en el escenario no lo olvidarás»

El veterano artista destaca en el panorama actual a Daniel Day Lewis, Marion Cotillard y Ryan Gosling

«Si ves a un gran actor en el escenario no lo olvidarás»

La Universidad de Alicante organiza un máster de interpretación y John Strasberg (Nueva York, 1941) acude a la llamada. ¿Por qué dijo sí a este proyecto?

Porque John Sanderson, director del programa de estudios de arte dramático, es amigo y colaborador mío, y yo quiero ayudar a que su máster tenga éxito. Si mi participación contribuye a ello, ahí estaré.

Su experiencia en el mundo de la docencia queda patente no solo por sus antecedentes familiares -su padre y su madre fueron fundadores del Actors Studio- sino también porque creó su propia escuela en Nueva York. ¿Por qué considera importante que exista un máster de las características del de Alicante y qué puede aportar a los futuros actores?

La industria ha cambiado durante todos estos años desde que yo empecé a estudiar y trabajar. En los Estados Unidos, la docencia se centraba en Nueva York alrededor del trabajo de maestros como mi padre, Stella Adler y Sandy Meisner. Hoy en día la preparación se centra en los programas universitarios. En España la tradición es muy distinta. Había muy pocas escuelas de arte dramático y se enseñaba a la vieja usanza. Esto cambió con el trabajo de William Layton. Que este trabajo se esté institucionalizando ahora con programas de estudios en arte dramático como el que desarrolla John Sanderson en la Universidad de Alicante me parece algo muy importante.

Usted creó el Proceso Creativo Orgánico, un método interpretativo con el que hace «la competencia» a otros como el Stanislavsky. ¿En qué consiste ese método, que es sobre el que van a girar sus clases en el máster?

Aunque mi trabajo se fundamenta en la labor de maestros como Stanislavsky y mi padre, se diferencia en el sentido de que yo me centro en la capacidad de los actores para confiar en sus sentimientos más que en programar sus mentes como si fueran ordenadores. Este es un avance importante y fundamental en nuestro entendimiento sobre cómo funciona un actor. Programar la mente implica que el actor no desarrolla su proceso intuitivo y se condiciona en la convicción de que debe crear vida artificialmente. Mientras estos maestros tenían técnicas que funcionan y pueden ser muy potentes, no reconocen la importancia del entrenamiento de la espontaneidad del actor y su habilidad para involucrarse directamente en el mundo imaginario del personaje sin que haya que crear un mundo paralelo intelectualizado. He eliminado y corregido ese error en la comprensión de cómo funcionan los seres humanos.

En el Actors Studio se codeó con actores como Dustin Hoffman, Marilyn Monroe, Gene Hackman, John Wayne, Montgomery Clift? ¿Cómo ve a los actores que están surgiendo en los últimos años? ¿Me puede dar algún nombre de alguno que en el futuro cree que será un clásico?

En general, creo que siempre se pueden encontrar buenos actores, pero no existe el mismo movimiento artístico ni la dedicación al oficio que marcó el trabajo del Actors Studio en los años 50 y 60, que hoy sigue representado por actores como Dustin y Robert De Niro, Al Pacino, etc. Nosotros formábamos parte de un movimiento artístico. Yo tengo actores favoritos actuales como Daniel Day Lewis, dedicado en cuerpo y alma a su proceso de profunda implicación personal, y por lo que respecta a intérpretes más jóvenes, Marion Cotillard y otros como Ryan Gosling. Pero no sé si seguirán creciendo y desarrollándose. No sé lo que trabajarán en el teatro, que es donde un actor desarrolla el arte de la interpretación. Eso es imposible en el cine y la televisión.

Se encuentra ultimando el rodaje de Adam's apples, que dirige y protagoniza, en la que lleva su obra de teatro al cine. ¿Cómo trabaja Strasberg en el cine y cómo lo hace en el teatro?

Sí, es diferente. En el cine, el casting lo es todo porque se ruedan escenas cortas y el actor tiene que ser el personaje. El trabajo no evolucionará durante el rodaje. Hay muy poco, o ningún tiempo para ensayos. Como director es más divertido porque, con el director de fotografía, puedes estudiar la manera de filmar la escena y de repente está hecha. Parece más improvisado. Y si los actores son los adecuados, y yo he procurado que hubiera un ambiente abierto y creativo, habrá momentos de espontaneidad que son maravillosos y, una vez capturados por la cámara, están ahí para siempre. Eso es lo bueno del cine. En el teatro es más duro.

En España el mundo de la cultura anda bastante denostado, la crisis se ha cebado especialmente con el sector con un IVA desorbitado del 21 por ciento y con recortes exagerados porque muchos dirigentes piensan que la cultura no es algo prioritario para una sociedad. ¿Qué piensa de esta reflexión?

Pienso que los europeos son muy afortunados al tener subvenciones, y también muy desafortunados, porque les condiciona a esperar apoyo del gobierno, lo cual les hace dependientes. Por otra parte, es maravilloso cuando los políticos creen que la cultura es parte fundamental de una sociedad, lo cual no sucede en Estados Unidos, donde un político se enorgullece de ser ignorante. No hay una solución ideal. Lo mejor que conozco es en Inglaterra, donde una tercera parte procede del gobierno, otra tercera parte es financiación privada procedente de fundaciones y empresas, y la que queda procede de los ingresos en taquilla. En España, donde los precios de las entradas eran muy bajos gracias a las subvenciones, no hay tradición de que el público desee apoyar al arte con la compra de su entrada, y esto es un problema grave ante la ausencia actual de subvenciones. Esperemos que el problema se solucione, pero ya es hora de que se eduque tanto a la gente del teatro como al público en este sentido. Que se pueda educar a los políticos ya resulta un poco más difícil.

Sin embargo es cierto que los teatros siguen atrayendo a gente. ¿Qué tienen las tablas que no tienen otras manifestaciones interpretativas?

Si alguna vez has visto a un gran actor sobre el escenario, nunca lo olvidarás. No hay nada como ver una buena actuación, ni la ópera ni la danza. Ninguna otra manifestación artística tiene una belleza comparable a la de un público escuchando como el mundo de la experiencia humana se revela a través de una buena obra de teatro.

Hablamos de actores, ¿pero qué ocurre con los dramaturgos, no hay textos de calidad de autores contemporáneos, que los directores acuden en la mayoría de casos a los clásicos?

Bueno, los clásicos son para el teatro lo que los museos y las orquestas son para la pintura, la escultura y la música. Presentan a los clásicos que inspirarán la creación de obras nuevas. En el teatro, la verdadera dificultad actual es que los escritores deben querer escribir para el teatro, y no solo para el cine y la televisión, que es donde se gana mucho más dinero. Además, el teatro tiene que estar vivo, como lo está en países donde siguen apareciendo nuevos dramaturgos, por ejemplo Inglaterra y Estados Unidos, donde estos escritores componen obras de teatro sobre las vidas de la gente de hoy.

¿Le gusta lo que ve en el teatro como espectador en estos momentos?

Quiero que me guste. No siempre. Pero duermo bien en los teatros, preferiblemente no durante la representación. En cualquier caso, una buena obra con buenos actores es un auténtico placer.

Ha trabajado con diversos actores españoles, entre ellos José Pedro Carrión, que también impartirá clases en el máster, con el que puso en escena Ricardo III, de Shakespeare. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en España?

Mi trabajo en España ha sido tan importante como cualquier otra cosa que he hecho en mi vida, tanto profesional como personalmente. España es mi segundo hogar. Tengo amigos y una vida aquí que es mágica.

¿Tiene algún proyecto para volver a hacerlo?

Tengo la esperanza y el deseo de que vuelva a ocurrir pronto. ¡Ojalá!

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