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Una pared verde gigantesca

El alicantino Nacho Solano trabaja en uno de los jardines verticales más grandes del mundo

El alicantino cubre los edificios de vegetación autóctona con sus jardines verticales. información

El alicantino Nacho Solano selecciona y estudia especies; prueba varias combinaciones de plantas; mide temperaturas; piensa en los conductos de agua y busca con paciencia el sistema perfecto. Lo suyo es una simbiosis de biología, arquitectura y botánica, con ciertas dotes de investigación, que hasta ahora ha deparado algunos de los jardines verticales más bellos del mundo. Estética urbanística que, además, no riñe con lo medioambiental y patrimonial.

Tras Estados Unidos, Ecuador y Uruguay, sus últimos proyectos, el alicantino Nacho Solano trabaja ahora en una gigantesca pared verde en un edificio privado de Bogotá, con 3.000 metros cuadrados, donde instalará hasta 90.000 plantas de 100 especies y 50 familias diferentes. Un proceso titánico, sin duda su mayor reto, con un presupuesto que se mueve en los 400.000 dólares y el medio año de ejecución. Las obras, ya iniciadas, aguardan la llegada del biólogo y experto alicantino.

«Si no es el jardín vertical más grande del mundo, seguro que lo es de América. Se trata de un edificio que vamos a forrar por completo, ventanas incluidas. Es un pulmón para la ciudad, en un lugar muy céntrico y muy cerca por cierto de la residencia del presidente colombiano. Es un proyecto apasionante», señala Solano.

Previa a la implantación de las plantas en la fachada, Nacho Solano viajará a la selva colombiana para recabar datos y obtener muestras de vegetación autóctona. La expedición, en colaboración con el Jardín Botánico de Bogotá, tiene previsto recolectar especies para que «el 90% de las plantas que vayamos a poner en el edificio sean del país», explica Solano, ya que «actualmente hay un problema con la polinización, por lo que si metemos más flor nativa, las abejas se pueden alimentar de ellas». De tal modo que el jardín vertical, además, asume un papel de lucha contra la contaminación, debido a que «el metabolismo de las plantas filtra los gases de la ciudad en un alto porcentaje», explica.

Tras la «cosecha», toca saber qué especie irá con otra (no todas conviven por igual, porque no todas interactúan por igual). Al término de la selección y la implantación, el trabajo con los ingenieros, el sistema de regado y las nuevas tecnologías centran toda la logística, en un sofisticado sistema electrónico que controla absolutamente todos los pormenores.

«La verdad es que estamos muy felices por la confianza que se está depositando en nosotros», agrega Nacho Solano, gerente de la empresa Paisajismo Urbano, ubicada en El Altet, y que en apenas unos años se ha consolidado en el sector. «En la provincia tenemos otros tres proyectos: uno en Elche, con el arquitecto Antonio Macià, al que aprecio y admiro muchísimo, en el centro de la ciudad junto a la catedral; los dos restantes, son en Elda y Alicante», afirma Solano, consciente de las dificultades de desarrollar estos proyectos en España debido a una mala competencia y el desconocimiento, por lo que la mayoría de sus trabajos tienen lugar en el extranjero.

«Hay un oportunismo tremendo, y empresas en España que no han hecho una obra de estas en su vida te venden la película... Y luego está lo que ocurre en las licitaciones, donde no se mira la calidad, y se quieren hacer jardines verticales "low cost" y eso es imposible... porque para que esto funcione se necesita alta tecnología, herramientas eficaces, porque de lo contrario te vas a encontrar con verdaderos fiascos como los que ya hay por ahí y forman parte de nuestro mobiliario urbanofiascos mobiliario urbano. Y es una pena que el ahorrar y la crisis se carguen una idea preciosa», matiza Solano.

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