¿Está en Ibiza para escribir o para descansar?

Para resetearme. Llevaba seis meses escribiendo una novela sobre la gente que estaba alrededor de Freud y me he dado cuenta de que me he equivocado totalmente de camino y tengo que tirar el trabajo de seis meses. Pero estos días me han ido muy bien porque he puesto la mente en blanco, que es una buena manera de empezar de nuevo. No he escrito una línea pero mentalmente he escrito mucho.

Ha reeditado el Síndrome de Rebeca, uno de sus primeros ensayos. ¿Por qué se ha convertido en una especie de terapia o fórmula para entender el mundo de los fantasmas del pasado?

Me pasó una cosa muy curiosa. Una amiga me comentó: «¿Sabes que has establecido un término de psicología y que si buscas en Wikipedia el Síndrome de Rebeca sale y explica las sombras de los amores anteriores que influyen en una persona y el fantasma de las relaciones anteriores?». Anoté esta reflexión y pensé cómo era posible que un libro que escribí hace 30 años ayudara a identificar estos incómodos fantasmas del pasado. Así que hace un mes lo hemos reeditado con Planeta.

A veces las personas se enamoran de personas con un físico determinado.

Eso también es el Síndrome de Rebeca. Hay hombres que siempre se enamoran de un prototipo de mujer. Por ejemplo la exmujer de Sarkozy es igual que Carla Bruni. DiCaprio siempre se enamora de chicas más altas que él, rubias y con un cuerpo increíble. Hay dos tipos de Síndrome de Rebeca: la persona que le ha ido muy mal con alguien y que busca la antítesis, y los que añoran lo que han tenido y se enamoran de una persona muy parecida. Y luego está el tercero, el sufridor, que es el que se enamora de alguien que tiene un pasado amoroso muy presente y constantemente te están recordando a la otra persona.

¿Cuál es su caso?

Busco la antítesis ya que mi dos exmaridos no se parecen en nada.

¿Busca inspirarse para encontrar los personajes o le caen del cielo?

No soy una escritora que haga esquemas. Hay dos tipos de escritores: los ciegos y los cojos. Los ciegos van tanteando, son los que no tienen idea de lo que van a escribir, empiezan con una frase y a partir de ahí van tejiendo la trama. Y luego están los cojos, que tienen esquemas y a partir de ahí van consultando y escribiendo. Yo soy sin duda de los ciegos.

¿Cómo ve el futuro del libro y la literatura en Internet?

Todos los artistas estamos volviendo a los orígenes más ancestrales. Los cantantes, por ejemplo, tienen que ir de pueblo en pueblo cantando y haciendo bolos. Los escritores nos hemos vuelto juglares, vamos dando conferencias, charlas y cursos de lectura. Soy tímida en el contacto directo con la gente, me da reparo, por eso soy escritora. Pero este ejercicio me ha venido muy bien porque me he vuelto simpatiquísima, cosa que antes no era. Me ha cambiado el carácter.

¿La literatura hispana o en español está en un buen momento?

[Responde con ironía] Sí, pese a que hace tiempo que no trae un Premio Nobel, solo tres años nada más... Quizá estamos mal acostumbrados, deberíamos tener un Nobel más a menudo porque al final somos 500 millones de hispanohablantes. Estamos en un momento bueno. La sombra del boom era muy alargada.

¿A quién culpamos?

Había escritores que intentaban copiar a García-Márquez y los que querían hacer todo lo contrario y a ambos les iba mal. Ahora parece que ha mejorado la cosa, el mercado es más ecléctico, hay más libertad, el boom marcaba demasiado. Cuando empecé a publicar en EE UU me decían: «Pero aquí no hay ningún cocotero, ni ninguna cacatúa». Eso es lo que le gusta a los americanos de la literatura latinoamericana. Es un cliché tan tremendo...

Hay crisis pero hay más libros y escritores que nunca...

Me parece muy sorprendente. Parece que todo el mundo quiere ser escritor cuando hay maneras más rápidas de ganar dinero, escribir es algo que cuesta muchísimo. Ahora resulta que a los presentadores les da por escribir y da la casualidad de que se han dado cuenta de que su gran vocación es escribir. Bueno, si lo publican y lo venden... Creo que este año el libro más vendido es el de Belén Esteban y eso ya de por sí es un síntoma aterrador.

¿No sueña con un best seller?

No vendría mal, pero siempre he soñado con pasitos cortos. Me identifico con una canción de Serrat que dice «vuela bajito, va de balcón en balcón como un gorrión». Cuando empecé pensé: «Ojalá me publiquen un libro»; después, «ojala me den un premio»; más adelante «ojalá me traduzcan en muchos idiomas». Ya me han traducido a 23 idiomas y siempre he volado bajito. Pero se llega lejos también...