Un poco de distorsión entre tanto ruido. El Alacant Rock FM optó ayer por un puñado de bandas de estilo rock clásico para ofrecer un contrapunto bandarra y a la vez sereno a la oleada de modernidad que vierten los festivales de verano. La cita empezó prácticamente puntual con Iberia Sumergida a las 21.40 h., demostrando que Alicante tiene talento para el rock y para ofrecer su mejor versión. Con su homenaje -y estilo similar- a Héroes del Silencio, la banda se metió al público en el bolsillo hasta el punto de que al acabar les pidieron a gritos otra canción del conjunto zaragozano.

Acto seguido fueron los madrileños Burning quienes, con una entrada más que potente, hicieron un despliegue de rock algo más clásico y refinado. Como si estuviera poseído por los acordes de las guitarras y la batería, Johnny Cifuentes, vocalista del grupo, mantuvo encendida la chispa durante todo el concierto sin perder el punto canalla que exigen estas ceremonias. No podían faltar unos sorbos a la misma cerveza que, previamente, había usado para mojar a la gente.

M-Clan, los murcianos incombustibles, cogieron el relevo del concierto y lo hizo con Carlos Tarque, su cantante, consolidado como un gran frontman. Al poco de empezar mostró su lado más cañero al tirar por los aires el soporte del micrófono como mandan los cánones, y poner en pie un altavoz para cantar subido a él. Hiperactivo en el escenario, buscó la complicidad con el público que le devolvió la entrega cuando le pidió que coreara el estribillo de Carolina. Después les deseó que pasen un buen rato «porque de eso se trata esto», exclamó.

Era ya la una y media de la madrugada cuando Loquillo saltó al coso en una asfixiante noche en la que mantuvo su particular elegancia en el vestir, de negro, y conquistó al público con su rock clásico. Los temas de La nave de los locos sedujeron a los 2.500 rockeros que supieron reunirse para degustar, en petit comité, el sabor de un clásico.