Fernando Rodes Lloret, jefe del Servicio de Clínica Médico Forense del Instituto de Medicina Legal de Alicante y profesor de la asignatura Laboratorio forense en el Grado de Criminología, afirmó ayer que «es verídico y realmente ocurrió» la momificación natural de la monja clarisa Sor Úrsula Micaela Morata, que permanece en el convento de la orden en Alicante desde el siglo XVII, y las vejaciones que sufrió el cuerpo desde entonces.

Rodes, que ha publicado el libro Sor Úrsula Micaela Morata. Vida y muerte (estudio biográfico y antropológico-forense), señaló que la obra es un texto científico que recoge la investigación dirigida por él y realizada en colaboración con un equipo de expertos de diferentes áreas, -diez especialistas en total de los campos Antropología Forense, Odontología Forense, Entomología Forense, Radiología y Microbiología-.

La finalidad del trabajo, según explicó la Universidad, es conocer a Sor Úrsula, si tenía alguna enfermedad, intentar saber de qué murió desde el punto de vista médico forense, ya que la momificación es «casi completa». El médico forense confirmó que «no quedan órganos internos, si bien sí hay aún arterias, ligamentos y algún músculo».

El libro se divide en dos partes; la primera es el estudio encargado a Joaquín Sáez Vidal, doctor en Historia del Arte y experto conocedor del tema; y la segunda, recoge el estudio antropológico forense del cuerpo de Sor Úrsula que dirige Rodes y realiza junto a su compañera en el Instituto de Medicina Legal de Alicante, la forense Mar Pastor Bravo.

Del estudio antropológico se constata que el cuerpo no ha sido alterado y es «especialmente relevante el estudio odontológico que se le realiza, al que se dedica un capítulo de la obra, comprobando que mantenía la dentadura muy bien conservada para la edad que tenía y para la época en que vivió».

El trabajo, que consistió en ver los hallazgos encontrados y compararlos con las crónicas para comprobar su veracidad, revela, entre otras, lesiones en el cuello que son compatibles con haberle puesto una soga, tal y como relatan las crónicas. El cuerpo presenta una fractura en la mandíbula que la hace compatible con un culatazo con un arma o una patada.