Una mujer desnuda yace muerta dentro de una bolsa y junto a ella una pistola. En la escena del crimen, un investigador ataviado con un mono blanco y varias maletas para tomar muestras. El hall del Paraninfo de la Universidad de Alicante abre así la exposición itinerante de la Comisaría General de Policía Científica de Madrid que muestra objetos de investigación modernos y otros muy antiguos. Es una manera de acercar el trabajo de esta rama policial cuya labor, dentro de la investigación de un crimen o un delito, es aportar las pruebas, recoger los indicios a partir de los hechos y pasarlos a la Policía Judicial que investiga. La muestra recoge cómo se hace un retrato robot, la reconstrucción de una cara a partir de su calavera, una máquina de búsqueda de huellas o una sección sobre timos.

Esta muestra del considerado el CSI español es el complemento del curso de verano Ciencias forenses aplicadas a la investigación, que se imparte en la Universidad de Alicante (UA) hasta el viernes.

«Nosotros no decimos quién es el culpable, decimos quién ha estado allí», explica uno de los agentes que atiende el laboratorio móvil aparcado a las puertas del Paraninfo que ha estado en las investigaciones policiales más relevantes de España. Ante él, una cola de jóvenes que suben intrigados y curiosos por conocer los secretos que guarda en su interior.

Criminología, Biología y Derecho

Desde ayer, más de 200 estudiantes de Criminología, Biología, Derecho y también Policías de otras provincias están descubriendo cómo afronta una investigación la Policía Científica. Durante la semana se abordarán el análisis de escenas del crimen, la balística forense e incluso la entomología forense que estudia, a partir de las larvas e insectos de un cadáver, el intervalo de tiempo post-morten. Una materia que interesa especialmente a los estudiantes de biología, como Adela, que confiesa que siempre ha mirado hacia Criminología como una opción que, tras iniciar este curso, ve más factible. Y es «el estudio de los bichos» lo que más le interesa, cosas como «ver en ellos si tienen ADN del sujeto». Y cuenta que«me gustaría tener un hueco en un el laboratorio de la Policía Científica». Sus compañeros Adrián y David enumeran las que consideran las mejores series de investigación científica y discuten sobre las más creíbles. Coinciden que CSI es de las menos realistas: «Porque 5 personas resuelven todos los casos ellas solas. También está Mentes criminales con bases psicológicas ciertas y The Wire que es muy buena». Admiten que les gustan estas series y la propia Policía reconoce que el boom de los últimos años ha sido crucial para el incremento de vocaciones a policía científico.

«Con un pelo en CSI descubren al asesino y lo detienen el mismo día. Nosotros no podemos hacer eso. Las películas son ficción, aunque la base sí es la misma. Usamos la misma tecnología, aunque los medios económicos influyen. Y en España son limitados», cuenta uno de los agentes junto al laboratorio móvil donde se identificó por la huella dactilar a 190 víctimas de los atentados del 11-M. Ysi es posible, es el mejor método de identificación. «Es uno de los más antiguos y baratos que hay, frente al análisis del ADN que tarda más y es caro», admite el agente. Una serie de imágenes de dedos en distintos grados de descomposición aclaran a los curiosos cómo es el proceso. El análisis del ADN es uno de los avances más importantes y que destaca el subinspector de la Comisaría General de Policía Científica, Julián Manzanas, que atiende las inquietudes de estudiantes en el improvisado museo en el que se puede ver una selección de armas, varias de ellas hechas por presos con tuberías; también los GEO tienen un hueco mostrando los equipos de buzo, el traje de misiones internacionales con un lanzagranadas entre las manos del maniquí y el de camuflaje. Equipos de investigación y análisis, muchos de ellos ya obsoletos junto a los nuevos métodos.

Hasta el viernes esta exposición ayuda a entender mejor cómo descubrir las huellas que deja un crimen.