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El Goya de los Bernácer

Alain Bainée Bernácer, nieto del eminente economista alicantino, y premio del cine español en el 2013 por Blancanieves, trabaja en la última película de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche - Directores como Woody Allen o Pedro Almodóvar también han contado con él

El Goya de los Bernácer

«Mi abuelo, Germán Bernácer, siempre ha sido una imagen casi divina, para bien y para mal. Porque arrastrar esa imagen del genio en la familia, a veces no ha sido del todo fácil».

Alain Bainée Bernácer, nieto del eminente economista alicantino, es uno de los cineastas más consagrados en el apartado de la dirección artística y decoración. Goya en el 2013 por Blancanieves, Bainée ha trabajado con algunos de los directores más reconocidos de los últimos tiempos, como Woody Allen (Vicky Cristina Barcelona) o Pedro Almodóvar (Kika); Jaume Balagueró (Frágiles) o Brad Anderson (Transsiberian); incluso con actores de la talla de Christian Bale (El maquinista o Batman). Una impecable trayectoria que ahora viene a prolongar con su involucración en el próximo proyecto de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche, que se exhibirá en breve en las grandes pantallas.

«He estudiado y me he criado en Francia, aunque venía todos los veranos a la casa de San Juan de mi abuelo, llegando justo a El Campello. Pasaba allí todas las vacaciones de mi juventud y adolescencia, en la playa. La escuela y el invierno eran París, después siempre estaba en Alicante», señala.

«Mi abuelo murió cuando yo tenía seis años, era muy pequeño, pero me acuerdo de ver la tele con él, en su despacho, que al entrar era como una especie de templo, como de arte deco. Era un lugar especial, y él siempre fue un hombre muy cariñoso», afirma Bainée, muy agradecido por la difusión del legado del economista alicantino que han realizado entidades como la Fundación Caja Mediterráneo, la Universidad de Alicante y el próximo jueves, con la presentación de Canelobre, el IAC Juan Gil-Albert.

«Siento un enorme respeto por mi abuelo (Germán Bernácer fue precursor de Keynes y con sus teorías influyó a matemáticos y expertos de todo el mundo), y me alegro mucho cuando vuelven a homenajearle porque es verdad que en esa época, a pesar de lo que hizo, no había entonces ese reconocimiento como sí ahora empieza a haberlo en los últimos años», agrega.

Alain Bainée Bernácer, quien rememora sus primeras «experiencias cinematográficas» en las sesiones al aire libre de Benimagrell siendo un niño, no estudió audiovisuales ni nada por el estilo. Primero, le dio por la filosofía; después, por la arquitectura, oficio al que se dedicó unos años; le hubiera gustado probar con la cocina, porque se define como un «buen chef», aunque no tentó a la suerte; y finalmente la publicidad, en Barcelona, años 90, donde al poco una llamada lo cambió todo: era el mismo Pedro Almodóvar.

«Cada director es un planeta, una historia y un mundo muy personal. Aunque, de todos ellos, el que más me ha marcado, también porque es un icono para mí, es Woody Allen. Y fue quizás la película más fácil, por las localizaciones, la logística, pero la verdad es que estrechar la mano de Woody Allen, y tener una relación de amistad y trabajo con él, siendo una persona de una dulzura y una inteligencia tan grande, pues fue quizás la experiencia más enriquecedora. Es un genio e icono de este siglo», comenta.

Bainée, quien reconoce el delicado estado por el que atraviesa en la actualidad el cine español, alerta del vacío que está desencadenando la falta de empleos en el sector: «Muchos técnicos buenos están desapareciendo, porque aguantan dos años y, si no hay nada, o se dedican a otra cosa o se van. Se montan restaurantes o se van a currar a casas rurales. Pero esto es una enfermedad en la que es cada vez más difícil remontar». Una crisis que, en cierto modo, y sobre otras muchas cuestiones, también salpicó a los platós de cine de Ciudad de la Luz en Alicante, hoy paralizados y en un proceso de venta: «No llegué nunca a rodar allí, aunque sí he estado muchas veces. En una ocasión, con el equipo de Isabel Coixet para hacerlo allí, por los cientos de decorados que ahora hemos construido en Bulgaria y Noruega. ¿Y por qué no allí? Hace falta una industria y unas ayudas que permitan hacerlo, aunque sea con poco apoyo. Esta película, por ejemplo, la hemos acabado en Canarias, por los incentivos fiscales», explica.

Alain Bainée anda ahora de descanso, entre Madrid y Barcelona, al tiempo que medita nuevas ofertas y el salto a Hollywood. Y hace unas semanas, en el marco del Festival de Cine de Alicante, donde intervino como jurado, pudimos verle por aquí: «No estoy al tanto de las polémicas, la verdad. Pero lo que te puedo decir es que Alicante me parece una ciudad maravillosa e ideal para acoger un festival de cine. Aunque para que éste crezca, se necesita una selección de películas más potentes. A mí me llegó una preselección del material, con unos cortos muy buenos; y unos largos, más equitativos».

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